El argentino Miguel Brascó suele ser definido como un sibarita: alguien con refinamiento. Nacido el 14 de septiembre de 1926 en la ciudad de Sastre (provincia de Santa Fe), se hizo famoso por sus conocimientos sobre comida y vinos, aunque a lo largo de su vida mostró su talento en distintos ámbitos.
Brascó, que pasó parte de su infancia en Puerto Santa Cruz, asistió al Colegio Nacional de Santa Fe y luego estudió en la Universidad Nacional del Litoral, donde se convirtió en abogado. Más adelante realizó un posgrado en la Universidad Central de Madrid (hoy Universidad Complutense), una institución que le permitió entrar en contacto con Vicente Aleixandre –era el decano de Letras– y Carlos Bousoño.
Escritor y dibujante, publicó artículos e ilustraciones en numerosas revistas e incluso fue el responsable editorial de Ego, Diners y otras. Además fundó Status y Cuisine&Vins. Sus críticas de vinos y sus crónicas de viajes lo volvieron un personaje popular.
Brascó también trabajó en TV conduciendo y dirigiendo varios programas. Amante de la buena vida, llegó a crear tres clubes privados para hombres: Epicure, The Fork Club y The Twelve Fishermen.
El talento literario de Brascó se plasmó en numerosos libros: recopilaciones de cuentos como “Criaturas triviales”; novelas como “Quejido huacho” y “El prisionero”; poemarios como “Raíz desnuda”, “Otros poemas e Irene”, “Tribulaciones del amor” y “La máquina del mundo”; ensayos como “Pasarla bien”; y los célebres “Anuario Brascó de los vinos argentinos”. También en letras de canciones como “La vuelta de Obligado” y “Santafesino de veras”.
Vivió en Bolivia, Perú, España y Holanda, se casó en seis oportunidades (la última vez, con la escritora y periodista Patricia Delmar), tuvo tres hijos y fue amigo de Rodolfo Walsh y Julio Cortázar. El 10 de mayo de 2014, días después de sufrir un accidente cerebrovascular, Miguel Brascó falleció a los 87 años de edad.
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