William Sydney Porter, un estadounidense que además de dedicarse al periodismo y a la literatura sumó experiencia como farmacéutico, es recordado en el mundo de las letras a través del seudónimo O. Henry.
La vida de este autor comenzó en la ciudad norteamericana de Greensboro el 11 de septiembre de 1862. Tres temporadas después, su madre falleció por tuberculosis y, desde entonces, William residió junto a su padre, un médico llamado Algernon Sidney Porter, y su abuela paterna.
En 1879, uno de sus tíos le dio trabajo en su farmacia y, dos años más tarde, él consiguió titularse como farmacéutico. A los pocos meses, sin embargo, se fue a trabajar a un rancho de ovejas ubicado en Texas, una actividad que abandonó cuando optó por instalarse durante un largo periodo en la casa que un amigo tenía en Austin. En esa época, Porter aprendió español, se desempeñó como trazador de planos y cajero y, lamentablemente, empezó a tener problemas por el consumo excesivo de alcohol.
Su propia familia la armó junto a Athol Estes, quien en 1888 dio a luz un bebé que terminó falleciendo. Margaret, nacida en 1889, fue la segunda hija de ambos. En 1907, el escritor se casó en segundas nupcias con Sarah Lindsey Coleman, su novia de la infancia, una mujer que lo abandonó a dos años de la boda.
“Los cuatro millones”, “Memorias de un perro amarillo”, “Un amante tacaño”, “El regalo de los Reyes Magos” y “Obras selectas” son parte de los títulos que permiten apreciar en español las habilidades literarias de este hombre que escribió para medios como “New York World” y “Houston Post” y que, en 1894, originó una publicación de carácter humorístico titulada “The Rolling Stone”.
El 5 de junio de 1910, O. Henry encontró la muerte como consecuencia de un cuadro de cirrosis. Sus restos, después del funeral desarrollado en Nueva York, fueron llevados a Asheville (Carolina del Norte).
Debes estar registrad@ para poder comentar. Inicia sesión o Regístrate.