Al interesarnos por la literatura japonesa descubrimos a numerosos autores que, a través de su legado, han logrado cautivar a lectores de distintas nacionalidades y generaciones. Así ha sucedido por ejemplo con Osamu Dazai, quien se mantiene vigente más allá del tiempo y el espacio.
Este novelista, cuyo nacimiento tuvo lugar el 19 de junio de 1909 en la Prefectura de Aomori, perteneció a una familia numerosa de buena posición económica pero que no le ofreció lazos fuertes con sus progenitores. Shuji Tsushima, tal su verdadero nombre, pasó su infancia con el afecto y las atenciones de una tía y un grupo de sirvientes.
En 1930, decidido a especializarse en el mundo de las letras que tanto le había servido desde temprana edad como vía de expresión, comenzó a asistir a la Universidad de Tokio para formarse en Literatura Francesa, aunque no llegó a graduarse.
Si uno repasa sus vivencias, no hay dudas de que la vida de este hombre que padeció tuberculosis crónica fue muy complicada. Por comprometerse en su tierra natal con el movimiento marxista, por ejemplo, fue llevado a la cárcel y sufrió torturas. Además, su padre lo desheredó al enterarse que mantenía un vínculo con una geisha de bajo rango, tuvo varios intentos de suicidio, fue adicto al alcohol y a la morfina y permaneció internado mucho tiempo por tratamientos psiquiátricos.
El amor, en este marco, lo fortaleció y lo equilibró. Fue la maestra Michiko Ishihara quien en 1939 pasó con él por el altar.
“El ocaso”, “Colegiala”, “Indigno de ser humano” y “Ocho escenas de Tokio” son algunos de los títulos que permiten apreciar en español la producción literaria de Osamu Dazai, escritor que decidió ponerle fin a su vida el 13 de junio de 1948 suicidándose junto a una amante. Los cuerpos de ambos, unidos por medio de un cordón rojo, aparecieron días más tarde en un canal del río Tama.
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