Óscar Imaña

Hace muchos años surgió en suelo peruano el Grupo Norte, una agrupación que tuvo entre sus integrantes a los autores César Vallejo y a Ciro Alegría. También fue parte de ella el poeta Óscar Imaña Sánchez.

Este escritor, nacido el 19 de septiembre de 1893 en el distrito de Hualgayoc, abandonó de muy joven su localidad natal para instalarse en Trujillo, a fin de recibir allí una mejor formación académica.

Aunque se inscribió en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de La Libertad y se recibió de abogado en 1919, Imaña también apostó por sus intereses literarios. Por eso no dudó en participar de los Juegos Florales con una obra titulada “Canto a la Primavera” (ganando gracias a ella una Flor Natural en 1915) ni en cultivar este rol durante los años siguientes. Pronto, sus composiciones poéticas comenzaron a ganar espacio en publicaciones de Lima y Trujillo.

Con una trayectoria como escritor cada vez más extensa, Imaña entabló vínculos con numerosos intelectuales importantes de la época y participó, por ejemplo, en la fundación de los “Sábados Literarios” que promovió el diario “La Reforma”.

De este autor, que en la provincia de Hualgayoc llegó a desempeñarse como juez de primera instancia, hay muy pocos materiales publicados: la mayoría de sus creaciones aún está inédita. Sí se pueden mencionar como parte de su legado, de todas maneras, títulos como “La canción de Eva”, “Paisaje triste” y “Las manos invisibles y otros poemas”.

Óscar Imaña, quien también sumó experiencia como docente al trabajar en el Colegio Nacional San José ubicado en Chiclayo y fue vocal de la Corte Superior de Justicia en Cajamarca, falleció en 1968 en la ciudad de Lima. Fue su hijo, Óscar Imaña Ríos, quien quedó como custodio de la producción literaria del escritor pero, lamentablemente, descubrir y apreciar las múltiples composiciones que permitirían renovar el interés general por la figura de Imaña es, al menos hasta el momento, un desafío complicado.