Cada 21 de febrero, las autoridades de la comunidad autónoma de Canarias celebran el Día de las Letras Canarias, enalteciendo en cada edición la figura de un exponente del universo literario. En 2018, fue Pino Ojeda la merecedora de ese homenaje, por eso en esta oportunidad recordaremos quién fue y qué aportes culturales hizo esta española que, además de sumar experiencia como escritora, se dedicó a la escultura y la pintura.
“El alba en la espalda” y “La piedra sobre la colina” son parte del legado que hace inmortal a esta autora que nació el 17 de agosto de 1916 en el municipio de Teror. Aún era muy joven cuando, en 1939, su marido perdió la vida en el marco de la Guerra Civil Española: ese episodio fue el disparador de sus textos inspirados en la muerte, el desamor y la soledad pero también de obras repletas de esperanza.
Sus primeros contenidos poéticos aparecieron, hacia 1940, en la revista “Mensaje”. Temporadas más tarde, Pino lanzó su libro “Niebla de sueño” y, en 1953, consiguió gracias a “Como fruto en el árbol” el primer accésit del Premio Adonais. Un año antes de ese logro, la autora creó “Alisio. Hojas de poesía”, una publicación desarrollada hasta 1955.
Con el tiempo, su carrera se vería respaldada gracias a estímulos como el Premio Tomás Morales y el Primer Premio Mundial de Poesía Mística.
Como pintora, Pino Ojeda conquistó Italia, Alemania, Estados Unidos, Francia, Suecia y Suiza al participar en muestras tanto individuales como colectivas. A fin de mejorar su técnica, en 1947 comenzó a asistir a la Escuela Luján Pérez y, en 1960, amplió sus conocimientos en las Academias Municipales de Las Palmas. Esta multifacética española estudió asimismo en la Escuela Superior de Bellas Artes de Las Palmas de Gran Canaria.
El 27 de agosto de 2002, el corazón de Pino Ojeda dejó de latir pero su espíritu quedó vivo en su valiosa producción artística.
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