La Generación del 27 incluye a varios de los grandes referentes literarios de España del siglo XX. Federico García Lorca, Rafael Alberti, Luis Cernuda y Gerardo Diego son algunos de los autores que suelen ser incluidos en este grupo.
Además aparecen otros escritores que, sin tanta trascendencia, también lograron dejar su huella en la historia de la literatura. Como Rafael Porlán Merlo, nacido el 9 de abril de 1899 en la ciudad andaluza de Córdoba.
Criado en una familia de clase media que se instaló en Sevilla cuando Porlán tenía 12 años de edad, inició su carrera literaria en su juventud, mientras trabajaba en el Banco de España. Página y La Semana Gráfica fueron las primeras publicaciones en presentar sus textos: el autor, por aquellos años, también fundó su propia revista, que tituló Lys y que tuvo apenas seis ediciones, y colaboró con el surgimiento de Mediodía.
Su trabajo en la entidad bancaria lo llevó a vivir en Talavera de la Reina y en Jaén. Pese a los cambios, Porlán continuó dedicándose a la escritura e incluso impulsó eventos literarios, como tertulias y encuentros.
“La primera de San Julián”, “El manto escarlata” y “Bess Rivero” están entre los primeros libros de su autoría. “La isla alegre”, “Mundo blanco y negro”, “Primera y segunda parte de Olive Bardem” y “Romances y canciones” también son parte de su obra, que incluye poemarios, novelas, ensayos y obras de teatro.
En los tiempos de la Guerra Civil española, Porlán contrajo tuberculosis y decidió retirarse al municipio de Cazorla. Su salud fue deteriorándose hasta que el 8 de agosto de 1945 se produjo su fallecimiento.
Más de medio siglo después de la muerte de Rafael Porlán, fueron lanzadas dos obras teatrales de su autoría que, hasta entonces, eran inéditas: “El velo de Penélope, o lo que te digo te vuelvo a decir” y “Los amantes de Verona”.
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