Fruto del amor entre una artista y maestra colombiana y un relojero suizo, en 1933 llegó al mundo en el municipio colombiano de Subachoque René Rebetez Cortés, quien demostró sus habilidades creativas sumando experiencia como cineasta y escritor.
Este hombre que se especializó en literatura fantástica y en el ámbito de la ciencia ficción perdió a su padre siendo un niño de apenas cuatro años de existencia. A raíz de ese hecho, su mamá y él se instalaron en la casa que su abuelo materno, un escultor llamado Dionisio Cortés, poseía en Bogotá.
A medida que fue creciendo, René se dejó cautivar por historias creadas por Julio Verne, Emilio Salgari, Charles Dickens y Robert Louis Stevenson. En plena adolescencia, impulsado por el deseo de contactarse con sus familiares de la rama paterna, Rebetez partió rumbo a Suiza y allí empezó a realizar composiciones poéticas. En esa época, además de hacer el servicio militar, asistió a la Universidad de Ginebra para formarse en Ciencias Económicas.
De tanto en tanto se trasladaba a la capital de Francia para desempeñarse como traductor y alimentar su producción literaria. Ya de nuevo en su patria, trabajó para la revista “Visión” y elaboró quesos. Más tarde estuvo en Cuba y luego en suelo mexicano, donde aprendió a restaurar arte colonial y fue empleado de una galería de arte. Por ese entonces leyó a Ray Bradbury, Aldous Huxley, Isaac Asimov y Arthur C. Clarke, encontrando estímulos y referencias para idear tramas de ciencia ficción.
“Los ojos de la clepsidra”, “La ciencia ficción: Cuarta dimensión de la literatura”, “La nueva prehistoria y otros cuentos”, “Ellos lo llaman amanecer y otros relatos” y “Cuentos de amor, terror y otros misterios” son algunas de las obras que le dieron a René Rebetez notoriedad como escritor.
Cabe destacar que, el 30 de diciembre de 1999, el también productor de cine encontró la muerte en la Isla de Providencia.
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