Robert E. Howard

El nacimiento del escritor estadounidense Robert Ervin Howard, a quien muchos aficionados a la literatura recuerdan por su capacidad de elaborar extraordinarios relatos de aventuras, se produjo en Texas el 22 de enero de 1906.

Este autor que, para muchos expertos en cuestiones literarias, es junto a J.R.R. Tolkien uno de los exponentes más influyentes de la fantasía heroica moderna, era descendiente de Isaac Mordecai Howard y Hester Jane Ervin Howard.

En su juventud, este intelectual desarrolló una fuerte adicción por el gimnasio, una costumbre que lo volvió fornido y apuesto. Por ese entonces, no era de tener amigos y solía ser introvertido y huraño. Lamentablemente, estas características de su personalidad se acentuarían con el tiempo y lo llevarían a sufrir fuertes depresiones a partir de 1923.

Al conocer estos detalles de su vida es fácil advertir que la escritura fue, para él, una gran vía de liberación. Su tiempo lo dedicaba a la lectura de libros de historia y, durante su adolescencia, empezó a probar suerte como creador de relatos.

Su debut oficial como escritor sería a través de «La lanza y la espada», una obra que publicó la revista «Weird Tales» en diciembre de 1932. Para su sorpresa, sus materiales alcanzaron una relevancia notoria y, para 1934, él era el principal colaborador de la publicación.

Sin embargo, los buenos tiempos no duraron demasiado: en 1935, su novia lo abandonó, el editor de «Weird Tales» rechazó uno de sus textos y quedó debiéndole dinero, su madre contrajo tuberculosis y su situación financiera no pudo mantenerse ajena a las dificultades económicas que atravesaba su país.

«Clavos rojos», «Más allá del río Negro», «La sombra del buitre», «El valle del gusano», «Las puertas del imperio» y «Palomos del infierno» son algunas de las propuestas que originó Robert E. Howard, un hombre que fue capaz de dejar una huella imborrable en este mundo pese a su corta vida.

Su muerte se produjo el 11 de junio de 1936, horas después de haberse disparado por no haber podido soportar la idea de que el deceso de su madre era inminente. Aunque ella partió un día después, ambos fueron despedidos en el mismo funeral y enterrados en el Cementerio de Greenleaf.