El 26 de diciembre de 1949 en Santiago de Chile, la pareja conformada por Elisa Canguilhem Contrucci y Juan Gabriel Lira Rembges celebró el nacimiento de su hijo Rodrigo, quien al crecer enriquecería al universo literario con su habilidad poética.
Este autor que en su niñez y adolescencia realizó su formación académica en el Colegio del Verbo Divino y en la Escuela Militar comenzó en 1967 a instruirse en Psicología en la Universidad Católica, pero con el tiempo reemplazó esa carrera por estudios sobre Historia, Artes de la Comunicación y Filosofía.
En 1975, a cuatro años de haber sido diagnosticado como esquizofrénico, Lira decidió matricularse en la Facultad de Bellas Artes y, en 1978, optó por especializarse en Filología y Lingüística. Para ese entonces, este chileno era colaborador de la editorial Quimantú y ya había llegado a las páginas de la revista “Cabrochico” con un cómic ideado por él.
La creación poética lo sedujo desde inicios de la década del ’70, pero fue a fines de esa época y a principios de los ’80 cuando intensificó su actividad como escritor, desarrollando propuestas como “Paseo de las flores” y “4 tres cientos sesenta y cincos y un 366 de onces”, poema con el cual consiguió el primer puesto en un certamen organizado por la revista “La Bicicleta”. Una mención de honor en el concurso Alerce y el segundo premio de la competencia “Palabras para el hombre” fueron otras de las distinciones que respaldaron su labor como autor.
El 26 de diciembre de 1981, día en el que cumplía 32 años de vida, Rodrigo Lira decidió suicidarse en la bañera de su hogar, donde se desangró. Sus restos, desde entonces, se encuentran en el Cementerio General de Santiago y su legado sigue despertando interés en diversas generaciones de lectores gracias a materiales que se editaron de manera póstuma, tales los casos de “Proyecto de obras completas”, “Declaración jurada” y “Buelos Barios: Boladas Boludas”.
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