La guatemalteca Romelia Alarcón Barrios dejó al descubierto su pasión y habilidad como escritora ya estando casada y con hijos. Hoy vamos a repasar sus vivencias y a enumerar obras de su autoría a fin de ampliar la cantidad de personas interesadas por su figura y legado.
Se trata de una mujer que nació el 27 de octubre de 1900 en la localidad de Cobán, fruto del amor entre Salvador Alarcón y María Barrios Noriega. Su propia familia, un clan numeroso con siete descendientes, la armó junto a Domingo Folgar Garrido.
Si bien no tuvo acceso a una educación formal, Romelia se rodeó de artistas e intelectuales que la inspiraron y ayudaron a desarrollarse en el campo de las letras como periodista y poeta.
Quien fuera fundadora de una revista bautizada como “Minuto” formó parte del Comité Pro-Ciudadanía que en Guatemala luchó para que el género femenino tenga acceso al sufragio.
Trabajó, asimismo, en “Revista Pan-Americana”como editora y sumó experiencia periodística tanto en el área de la gráfica como en el ámbito radial. En algunos de sus textos volcó sus pensamientos ecologistas y concientizó acerca de la importancia de proteger el entorno natural, mientras que en otros plasmó su visión sobre el papel incomprendido y relegado de la mujer dentro de la sociedad, denunciando por esa vía falta de libertad e invisibilidad en su género.
Su sensibilidad poética comenzó a quedar al descubierto en 1938 con el lanzamiento de “Llamaradas”. A partir de entonces fue renovando el interés de críticos y lectores con “Día vegetal”, “Vigilia blanca” y “Pasos sobre la yerba”.
“Clima verde en dimensión de angustia”, “Plataforma de cristal” y “El vendedor de trinos” son otros libros que le dieron notoriedad, aún cuando ya había fallecido. Al respecto, es importante señalar que Romelia Alarcón Folgar encontró la muerte el 19 de julio de 1971 y sus restos fueron inhumados en el Cementerio General situado en Ciudad de Guatemala.
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