El 19 de agosto de 1689 llegó al mundo, en una localidad perteneciente al condado inglés de Derbyshire, Samuel Richardson, quien quedó en la Historia como uno de los principales impulsores de la denominada novela epistolar.
Antes de triunfar como novelista y dejar una huella imborrable en la literatura, este descendiente de una humilde pareja conformada por una mujer llamada Elizabeth y un ebanista del cual heredó el nombre y apellido, trabajó como impresor y editor.
Formación académica, según se advierte al repasar las vivencias de este hombre que tuvo ocho hermanos, recibió hasta sus doce años de edad. Desde entonces fue aprendiendo actividades del universo laboral, específicamente en el rubro de la imprenta, siendo corrector, entre otros roles que lo acercaron mucho a los libros y a la escritura. Con el tiempo, Samuel llegó a tener un negocio propio que le dio la posibilidad de incrementar su experiencia como impresor. En 1733, además, la Cámara de los Comunes lo eligió como “impresor oficial” para su “Journals of the House”.
En 1721 formó una familia con Martha Wilde, quedando viudo en enero de 1731. Juntos tuvieron seis hijos que, lamentablemente, fueron falleciendo a edad temprana. Elizabeth Leake fue su segunda esposa y madre de otros seis herederos suyos.
“Pamela” y “Clarissa o la historia de una joven dama” son sus obras más trascendentes (ambas traducidas a múltiples lenguas y transformadas en series de televisión), pero no se puede dejar de resaltar que su producción se enriquece también con “The Aprrentice’s Vade Mecum: or Young Man’s Pocket Companion”, “Letters Written to and for Particular Friends on the Most Important Occasions” y “Sir Charles Grandison”.
Samuel Richardson, un talentoso escritor cuyo legado cultural influyó significativamente en muchos novelistas de generaciones posteriores a la suya, convivió por más de dos décadas con el mal de Parkinson. Su muerte se produjo en Londres el 4 de julio de 1761.
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