Serguéi Yesenin

De bucear en la literatura rusa en busca de exponentes que valga la pena descubrir o, en su defecto, redescubrir, se podrá reparar en la figura de Serguéi Yesenin, un escritor que a lo largo de su vida desarrolló varias obras que, hoy en día, están disponibles en español.

“Escarlata al amanecer”, “El abedul”, “Las llaves de María”, “Las yeguas extraviadas”, “Soy el último poeta de la aldea” y “Confesión de un granuja” son apenas una parte de la producción literaria de Serguéi Alexándrovich Yesenin, autor nacido en Riazán el 3 de octubre de 1895 y fallecido en Leningrado el 28 de diciembre de 1925.

Este hombre, que desde su juventud evidenció un profundo interés en el universo poético, cursó sus estudios secundarios en instituciones religiosas y se preparó durante tres temporadas para formarse como maestro.

Antes de triunfar en el mundo de las letras, según se advierte al repasar su historia, Yesenin tuvo diversas ocupaciones laborales y debutó como padre, al concebir un hijo junto a Anna Izryádnova, a quien conoció trabajando.

Este integrante del círculo literario liderado por el poeta Iván Súrikov participó en la publicación de “El amigo del pueblo”, frecuentó la Universidad Popular de Shaniavski y mantuvo vínculos de amistad con numerosos intelectuales de la época.

Sobre sus cuestiones sentimentales, hay que resaltar además que tuvo otros hijos (fruto de su amor con Zinaída Raij, de quien terminó divorciado) y que contrajo matrimonio en mayo de 1922 con Isadora Duncan, bailarina con la cual también firmó el divorcio. Tras ellas, Augusta Miklashévskaya, Galina Benislávskaya y Sofía Andréyevna Tolstáya fueron algunas de las mujeres que le brindaron afecto y compañía.

Serguéi Yesenin, por voluntad propia, partió de este mundo el 27 de diciembre de 1925. Antes de ahorcarse y ponerle así fin a su vida, el responsable de títulos como “El país de los canallas” y “Moscú de las tabernas”, por mencionar otros, escribió un poema para despedirse así de su gran amigo y colega Volf Ehrlich.