La agrupación chilena de espíritu surrealista conocida como La Mandrágora tuvo entre sus principales impulsores al escritor Teófilo Cid Valenzuela, cuya vida y obra vamos a repasar en esta oportunidad.
Este poeta que en el Liceo de Talca conoció a sus colegas y compañeros Enrique Gómez Correa y Braulio Arenas, nació en la provincia de Cautín el 27 de septiembre de 1914.
Antes de estudiar en Talca (donde en 1932 consiguió con “La fiesta que no tendremos” el primer premio de los Juegos Florales), este descendiente de un empleado de Ferrocarriles del Estado adquirió conocimientos en el Liceo de Concepción. Después se instaló en Santiago y comienza a formarse en Leyes, aunque no completó la carrera. El por entonces funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores, institución en la cual llegó a desempeñarse como subdirector de protocolo, también se instruyó en Pedagogía en Castellano.
Haber sido en el diario “La Nación” jefe de redacción y colaborador de medios como “La Hora” y “Pro-Arte” fueron otras de las actividades que le permitieron al creador de obras como “Bouldroud”, “Camino del Ñielol” y “El tiempo de la sospecha” sumar experiencia en el campo de la escritura.
Al repasar su trayectoria, se advierte además que Teófilo Cid fue conferencista en un programa radial y, en 1960, participó en la Sociedad de Escritores de Chile como secretario técnico. Un año después, el autor fue distinguido con el Primer Premio de Teatro del certamen Juegos Literarios Gabriela Mistral impulsado por la Municipalidad de Santiago en reconocimiento a un por entonces trabajo inédito titulado “Alicia ya no sueña”.
El 15 de junio de 1964, este chileno que meses antes había recibido en la comuna de San Miguel el Premio Nacional del Pueblo encontró la muerte en el pensionado del Hospital Clínico de la Universidad de Chile José Joaquín Aguirre.
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