Títulos inolvidables de la literatura uruguaya como “La puerta de la misericordia” y “¡Bernabé, Bernabé!” nacieron gracias al talento artístico de Tomás de Mattos Hernández, un autor que también se dedicó a la abogacía y sumó experiencia como profesor.
Este hombre que abrió por primera vez sus ojos al mundo el 14 de octubre de 1947 en la capital de Uruguay creció, progresó y murió en Tacuarembó, una ciudad de la cual se alejaba de manera temporal únicamente para avanzar en su formación académica o por cuestiones laborales.
Un texto centrado en “Hamlet” le permitió en 1964 ser distinguido con el Premio Shakespeare. Sin embargo, antes de destinar gran parte de su tiempo a la creación literaria se volcó a las leyes, graduándose en 1975 en la Facultad de Derecho de la Universidad de la República.
Mientras estudiaba abogacía y escribía relatos para medios como “Época”, “La Mañana” y “Marcha”, De Mattos dio clases de Literatura, una actividad que mantuvo hasta 1984.
“El hombre de marzo. La búsqueda”, “Libros y perros”, “Trampas de barro”, “La gran sequía”, “La fragata de las máscaras”, “A la sombra del paraíso” y “Ni Dios permita, Cielo de Bagdad” son parte de la producción literaria de este autor que acumuló distinciones como el Premio Fraternidad, el Premio del ministerio uruguayo de Educación y Cultura, el Premio de la Intendencia Municipal de Montevideo y el Premio Bartolomé Hidalgo.
Al repasar la trayectoria de Tomás de Mattos también sale a la luz su labor como columnista de “Caras y Caretas”, así como su rol al frente de la dirección de la Biblioteca Nacional de su país, un cargo que llevó adelante entre 2005 y 2010.
Quien integrara la Academia Nacional de Letras del Uruguay como académico emérito encontró la muerte el 21 de marzo de 2016 en Tacuarembó como consecuencia de un infarto que lo sorprendió en la vía pública, tal como en su momento informamos en Poemas del Alma.
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