El 28 de junio de 1916, Elisa Macal Asturias dio a luz a un niño, fruto de su amor con el escritor, abogado, diplomático e historiador guatemalteco Virgilio Rodrígez Beteta. Ese pequeño, bautizado con el mismo nombre que su padre, adoptó con el paso del tiempo parte de las actividades de su progenitor ya que desempeñó tareas diplomáticas y se destacó en el campo de la escritura.
Su debut en el plano periodístico tuvo lugar en “El Mercurio”, publicación chilena donde Virgilio Rodríguez Macal empezó a aportar textos hacia 1937. Cabe resaltar que, por obligaciones laborales paternas, este autor y su familia vivieron varios años en Chile, así como también en Estados Unidos y España, países donde recibió educación formal y tuvo oportunidad de conocer distintos estilos de vida.
Al hacer foco sobre sus vivencias personales, es posible saber que este escritor estuvo casado con Olga Chávez Flamenco (madre de sus hijas Elisa, Olga y María Elena, con quien volvió a celebrar una boda después de varios años de separación), con Ana Severín Saenz (con quien trajo al mundo a su hijo Virgilio) y con Elvira Silva González (unión que tuvo como resultado el nacimiento de Luz Patricia).
En relación a su producción literaria, no se puede dejar de resaltar la existencia de “La mansión del pájaro serpiente”, un material que se tradujo a numerosas lenguas y le ha otorgado una gran popularidad más allá del tiempo y las fronteras. “El mundo del misterio verde”, “Carazamba”, “Jinayá”, “Guayacán” y “Sangre y clorofila” son otros títulos de su autoría.
El Primer Premio de los Juegos Florales Centroamericanos de Quezaltenango y el Único Premio de Novela del Certamen Nacional Permanente de Ciencias, Letras y Bellas Artes de Guatemala son algunos de los reconocimientos que este hombre guatemalteco recibió por sus aptitudes literarias.
El 13 de febrero de 1964, como consecuencia de un cáncer de pulmón, Virgilio Rodríguez Macal murió en la tierra que lo vio nacer.
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