La dinastía Tang tuvo entre sus integrantes a un creativo llamado Wang Wei que llegó a ganarse la denominación de “El Buda poeta”. De acuerdo a los registros, este artista que se dedicó a la escritura, la música y la pintura nació en el año 701 en el seno de una familia de perfil aristocrático perteneciente a la etnia Han. Es apasionante viajar en el tiempo para rescatar del olvido a un escritor que, a través de sus textos, aún sigue uniendo puentes culturales y llamando la atención de lectores de distintas generaciones y nacionalidades.
Wang Weimojie fue el seudónimo que adoptó para firmar sus trabajos, de los cuales han sobrevivido al paso del tiempo alrededor de cuatrocientas composiciones poéticas gracias a la edición realizada por Wang Jin, su hermano menor, a raíz de una disposición imperial. Los versos que desarrolló se enmarcan en la denominada “escuela de poesía de paisaje” englobados en el género Shanshui, mientras que sus habilidades y preferencias como pintor lo posicionaron como el impulsor de una corriente bautizada en español como Escuela Sureña de Arte Paisajístico de China.
Este autor que también sumó experiencia como funcionario judicial tuvo como maestro a Chán Daoguang y, en el año 721, aprobó un examen que le permitió ingresar al servicio civil, consiguiendo notoriedad en la corte real como músico primero y censor asistente después.
Wang Wei, quien quedó viudo en 731, adquirió una vivienda en Lantian que, tras el fallecimiento de su progenitora, se transformó en un santuario en el cual guardó luto durante tres temporadas. El poeta, artífice de cuartetas centradas en la naturaleza, murió en 761 y sus restos fueron enterrados en esa misma propiedad. De querer apreciar su legado en español, una buena opción es tener en cuenta materiales como “Poemas del río Wang”, “99 cuartetos de Wang Wei y su círculo” y “La montaña vacía”.
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