En la terraza del Bogaz Hatti, me junto con colegas todas las mañanas a ordenar el trabajo, cambiar periódicos, chacharear de noticias nacionales y beber un áspero café turco.
Todas las mañanas en la vereda del frente, al abrigo de una de las pocas sombras del lugar, un hombre con un harapo alrededor de su cabeza, se instala a pedir algunos dinares de lata y dormitar. Es de los humanos ...
Las horas caen en silencio, sobre el país en que la noche traza sus listones. Desde el temor antiguo que impera en las fachadas, tiembla el desasosiego hasta la ojiva granate que toma la ciudad; la envuelve luego de un gris apacible con lámparas de luces mortecinas, aves nocturnas, resurrecciones, y cazadores de sueños.
Los paseantes se recogen bajo las tapas de sus libros, donde únicamente pueden ser descubiertos por ...
La luz de la luna se filtra por las rendijas en la madera de la vieja casa; por los márgenes de la cortina entreabierta alentada de vez en cuando por una brisa repentina, cálida, hechizada por el perfume de los jazmines. El canto de las cigarras desquicia a los grillos que contestan, en contrapunteo inacabable, sus tonadas de alegres ...
La lluvia golpea el cristal de la ventana de mi cuarto en el sanatorio. A pesar del dolor de las heridas, estrujo entre mis manos la bolsita que antes tenía el dinero que robé a la celadora, ahora con un montón de ágatas que son mis únicas compañeras...
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-Cualquier hombre en mi lugar los hubiese matado... nunca sabrá que volví a verla, lo juro- mascullaba el hombre con sombrero de yarey frente al mar rizado.
Si, cualquier hombre en su lugar los hubiese matado luego del descubrimiento atroz; a ella tal vez no, sino al aborrecible zanahorias, ese canalla de pelo rojizo pintado de pecas hasta el cogote. Pero él no era un ...
Las rameras cuidaron de él en el oscuro cuartucho de la calle Sol, pero no hubo tiempo, en unos instantes la vida se le fue del cuerpo y a ellas las manos se les quedaron vacías.
Lo rasuraron, lo bañaron con el agua de lavanda, esa lavanda barata y ...