Los brazos de la poesía: su extensión a otros géneros y disciplinas (#cosmopoética)

Trascender las fronteras: ésa es la verdadera misión de la poesía. Enfrentarse a los estereotipos de la época y romper las convenciones. Para ello desde hace siglos autores de todas partes del mundo se acercan al lenguaje para manifestar a través de él su descontento con la época, o simplemente para poner en palabras su tristeza o su alegría por las experiencias de la vida. Encontrar nuevas formas de decir las cosas parece el eje que nos mueve a todos a encontrarnos con la palabra.

Todos somos cautivados por la palabra, y escribir se ha convertido en una necesidad que trasciende los géneros. En los últimos años, de hecho, la idea de género se ha ido difuminando en nuevas formas de expresión que incluso contemplan otras disciplinas artísticas a la literatura. La palabra se abre camino y adquiere formas nuevas e interesantes. Y en Cosmopoética han apostado rotundamente por esta compañía que las demás artes pueden ofrecerle a la poesía, y han conseguido un festival variado e interesante.

Un lugar de encuentro entre disciplinas

He visto una gran intensión por parte de los organizadores de Cosmopoética de romper las fórmulas convencionales y apostar por un estilo innovador en comparación con otros festivales de poesía. Autenticidad que consistió en ofrecerle a este festival una variedad artística que permitiese que un público variopinto disfrute de los diversos eventos que aquí se presentan.

Entre todos ellos me gustaría citar especialmente la mesa redonda sobre periodismo y poesía en la que asistimos a un debate entre Juan Cruz Ruiz, Antón Castro y José Portales en torno a la importancia de este género en los medios de comunicación, y al hecho de que se le vayan negando cada vez más espacios. Hay un mundo periodístico apasionado de la poesía y hay muchos poetas que hacen periodismo; existen canales y medios que todavía apuestan por la buena literatura: por las crónicas que contienen un bagaje poético intenso y las columnas escritas con buen gusto y pasión literaria. Esa es la mayor conclusión de aquella charla de la que escribiré prontito. La posibilidad de que el periodismo no está muerto del todo y de que la poesía pueda unirse a otras disciplinas para crecer es la mayor certeza de la que disponemos y a la que hay que hacer prosperar. Después de un intenso diálogo eso es lo que nos llevamos: la férrea decisión de seguir luchando y escribiendo.

Las lecturas poéticas que se desarrollaron los días que estuve en Córdoba demostraron una exquisita elección de los participantes y un interés directo de los organizadores en las ventanas que permiten la fusión entre las diversas disciplinas. Me ha gustado mucho la idea de compartir un pequeño diálogo con los autores previo a la lectura, aunque me habría gustado quizás que dichas conversaciones hubieran sido dirigidas por personas más afines a la poesía o bien a la creación de dichos autores. Al margen de eso, creo que es una interesantísima apuesta para acercar a los lectores la vida literaria o emocional de esos poetas.

Por otra parte, los lugares donde se desarrollaron los eventos me han resultado exquisitos. La posada del Potro y la Librería república de las letras han sido mis favoritos. Dos sitios con encanto y con historia, a los que también les dedicaré una nota especial, porque creo que les va a encantar. Encontrar lugares que no sólo sean característicos de la ciudad sino también que estén tan vinculados a la historia de las letras me parece un acierto maravilloso.

Los días buenos se pasan velozmente. Se ha terminado Cosmopoética para mí. Ahora toca volver a casa, desgrabar las entrevistas y poner un orden al material recolectado; limando todo aquello que no sea del interés de los lectores. Sigamos pensando que la poesía está viva y que el periodismo es una buena vía para compartirla con los demás. ¡No se pierdan los próximos artículos sobre lo vivido en este fabuloso festival!