Estos no son buenos tiempos para el periodismo cultural. Vivimos en una época en la que prosperan aquellos medios que ofrecen una mayor cantidad de contenido, sin importar su validez o la contrastación de la información.
En la semana de la poesía en Cosmopoética se han desarrollado diversos encuentros de diálogo para reflexionar en torno a la importancia de la palabra en el mundo, como movilizadora del cambio. Uno de estos encuentros fue la mesa redonda sobre periodismo y poesía en la que estuvieron los periodistas Antón Castro, Juan Cruz Ruiz y José Luis Portales. Bajo el título «Alrededor de la mesa: la poesía es comunicación» este diálogo giró en torno a la importancia de darle un espacio en la prensa a este género literario. Aquí mi pequeña crónica de aquella tarde.
La poesía en los medios de comunicación
Comienza la mesa redonda con una pequeña presentación de los periodistas que estarán presentes: Antón Castro, Juan Cruz Ruiz y José Luis Portales cuyo periodismo ha sabido valerse de las herramientas de la poesía para dar color y autenticidad a sus respectivos trabajos.
«En el mundo de las letras las puertas son todas giratorias», dice el moderador. Escribimos lo que podemos, como podemos, tocamos géneros diferentes en la búsqueda obsesiva de dar forma a las cosas a través de la palabra. «Estamos en un tiempo en el que la cultura en los medios de comunicación es un pie de página», continúa, y lanza la pregunta: ¿Cuesta mucho hablar de poesía en los medios de comunicación?
Toma la palabra Juan Cruz Ruiz: «Yo creo que la cultura no es un pie de página de los periódicos». Y comienza a nombrar aquellos suplementos literarios que mantienen el espacio de debate cultural (The Guardian, La Nación, Le Monde) aclarando que considera que algunos medios de comunicación han sabido mantener una relación respetuosa con la cultura.
«La cultura no es un pie de página en los periódicos y tampoco la literatura». Respecto a la poesía, está presente en la prensa, pero la realidad exige narrativa, precisión, claridad. Y la poesía tiene otros ritmos y tiene una relación con la prensa más espasmódica.
Agrega también la importancia de leer poesía para escribir en prensa, para adquirir una dimensión literaria auténtica y conseguir llegar mejor a los lectores (recomienda sobre todo la poesía española de los «50, como el Réquiem de José Hierro). Y concluye: «Creo que la poesía es un instrumento de máximo valor para el ejercicio del periodismo y de la comunicación; porque es una pulsión interior, es un adjetivo que no se dice. La poesía te dice algo que no puedes expresar con palabras numéricas».
Antón Castro observa, asiente, toma la palabra con seguridad; esa misma que le convirtió en un periodista de renombre por puro azar (¡bendito azar que nos permite gozar de su talento literario!). Según Castro los grandes suplementos literarios no sólo se hacen en Madrid y Barcelona, existen muchos pequeños periódicos que apuestan por la calidad y a pesar de que vivimos en una época en la que parece que la cultura está en crisis, hay suplementos culturales muy interesantes. «Soy periodista porque empecé a leer a escritores que tenían una forma de escribir donde la poesía era importante», acota, y nombra a Álvaro Cunqueiro.
Castro considera que en los periódicos actuales hay muchos periodistas que antes son poetas y está convencido de que eso enriquece mucho a la prensa cultural. Concluye diciendo: «La poesía va ganando su espacio pero también somos los que estamos en este mundo los que tenemos que defenderla y conseguir que los periódicos se conviertan en un verdadero espacio de encuentro».
José Luis Portales es el último en tomar la palabra; con lentitud pero tranquilidad provoca un giro en la conversación. Nos cuenta que llegó al periodismo por la puerta de atrás, por el taller: a través de una imprenta que hacía un periódico. Y que, después, con las reformas que trajeron las nuevas tecnologías pasó de ser un técnico a trabajar en la redacción. Su verdadera pasión siempre fue la poesía que, asegura, no tiene nada que ver con el periodismo ni con la cultura. Y dice, que va a explicarnos a qué se refiere.
«Yo escribo poesía para salvarme del polígono industrial. A mí los libros me salvan la vida, pero no tienen nada que ver con la cultura. La cultura es una palabra sagrada que yo pongo seriamente en cuestión».
A continuación expone su teoría: los humanos somos animales racionales que vivimos para sobrevivir, y esa supervivencia es sumamente depredadora y devastadora. La cultura aparece, entonces, como un elemento de contención y análisis, para ayudar a replantear esa racionalidad depredadora y, de este modo, retrasar nuestra autodestrucción. Asegura que la cultura ha sido incardinada dentro de un proyecto de domesticación y esto explica que pese a que en el mundo existan grandísimas bibliotecas y fantásticos intelectuales y escritores, el mundo esté cada vez peor porque la cultura está cada día más al margen de la realidad. En este contexto se resiste a ver dentro de ese juego a la experiencia poética.
«No hemos conseguido dar un giro en ese sentido para trasformar la historia y, por ende, la cultura termina siendo un adorno para las clases que se lo pueden permitir». Para Portales la experiencia poética no es una experiencia cultural ni literaria porque nos saca de los límites de la domesticación. Concluye que la poesía nos vincula a la existencia y por tanto no puede ser cultural y concluye diciendo que le resulta chocante y contradictorio que el poeta se sienta escritor e intente entrar en el juego.
Antón Castro se dirige a Portales, «me gustaría escuchar alguno de tus poemas». Está claro que a todos nos ha llamado mucho la atención el razonamiento de Portales, donde hay muchas certezas pero también quizá una relativización del concepto que se está discutiendo en la mesa; y a eso se refiere Antón a continuación para expresar que la cultura son muchísimas cosas, no sólo los espectáculos teatrales o la parte de espectáculo que rodea y gira en torno a nuestra vida sino también todas las experiencias a las que nos enfrentamos. «Somos seres culturales siempre: eres lo que lees, lo que miras, lo que te gusta» y continúa diciendo «Yo creo que el mundo es tan basto y fascinante que nos otorga dones todo el rato. Los seres humanos somos todo el rato hombres sorprendidos por la duda» (cita la frase de Ces Nooteboom que encabeza el libro «El niño descalzo» de Juan Cruz Ruiz), y continúa diciendo «la poesía nos impregna como nos impregna el viento o el aire de Córdoba, como el latido del corazón».
Juan Cruz asiente y continúa en esa línea diciendo que «el poema es lo que vive en ti pero la poesía no es privativa de los poetas». A veces los poetas se olvidan de la poesía y se dedican a la burocracia de la poesía pero eso no debe alejarnos de lo importante; de la poesía como elemento conductor de nuestras relaciones, de lo que sucede, de la inmensa necesidad que tenemos todas las personas de la poesía, porque ella «nos trasmite emociones que son imposibles de decir y muchas veces el dolor y la felicidad sólo se pueden escribir en un poema o en silencio».
«Yo creo que el periodista tiene que poner en marcha un elemento que no es muy común y que no se usa mucho en los medios de comunicación: la generosidad. Tenemos que equiparnos para dejar en la puerta del periódico nuestro propio gusto, nuestra propia afición para dedicar tiempo a lo que otros hacen. Intentaría alentar a los jóvenes periodistas a servir al lector, no a servirse a sí mismos. Tenemos que trabajar para que el lector sea beneficiado con nuestra curiosidad«.
La función de los periodistas
¿No parece que es más difícil llevar la poesía a las páginas de los medios convencionales?
«No, es fácil», responde con seguridad Antón. Y continúa «pero la generosidad también implica un ejercicio de transparencia y de luz». Plantea que el intento de decir cosas que resultan difíciles de explicar puede ser sumamente complicado para el periodista; es importante por tanto un ejercicio de comprensión previo a la escritura, para dar lo mejor de uno mismo y conseguir explicarse con claridad.
Al hablar de poesía o de arte estamos intentando exponer algo que puede resultar indescifrable porque tiene un contenido filosófico y abstracto que se escapa de lo tangible. Son elementos que nacen en un punto misterioso y por lo tanto es fundamental buscar unas claves y un vocabulario que lleve al lector a interesarse por el poeta del que se está hablando. Castro considera que es fundamental hacer una traducción de la poesía a un nivel que pueda ser percibido y comprendido por el lector; y ese puede ser un acto de generosidad fundamental y necesario si se desea llevar la poesía al público.
«En caso de duda, haz periodismo» concluye Juan Cruz.
Comentarios1
Qué artículo más interesante, Tes. Qué suerte poder cubrir Cosmopoética 😉 y qué suerte para tus lectores. Un abrazo.
La verdad es que este encuentro fue muy interesante y enriquecedor. De esos momentos en los que tomas aire en profundidad. 🙂 Abrazo gigante y gracias por tu lectura.
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