Cuando le propuse al escritor mexicano Álvaro Enrigue contestar una entrevista breve de Poemas del Alma, el ganador 2013 del Premio Herralde de Novela no daba muestras de querer cerrar su cuenta de Twitter. Por fortuna, sus respuestas en 280 caracteres llegaron antes de su salida de esta red social y hoy podemos descubrir qué y cómo piensa el también profesor.
“La muerte de un instalador”, “Vidas perpendiculares”, “Valiente clase media” y “Muerte súbita” son parte de la producción literaria de este novelista sobre el cual, años atrás, Tes Nehuén publicó un artículo en este portal.
Aquellos que después de leer esta nota tengan interés por saber más sobre Álvaro Enrigue, tengan en cuenta que será uno de los participantes de la edición número diez del Festival Eñe, a realizarse entre el 15 y el 27 de octubre en Madrid y en Málaga.
– Te convocan como jurado, te premiaron varias veces y muchos te señalan como uno de los autores mexicanos más talentosos. ¿Qué piensas de tu propia labor literaria y sus efectos sobre críticos y lectores?
– Si pensara en el efecto de lo que escribo en los críticos y lectores no podría escribir nada nunca. Imagínate. Todos los días me despierto y hago mi trabajo. A veces son mis libros, casi siempre los de otros porque leo mucho más de lo que escribo, sobre todo porque soy profe.
– Al iniciar un relato, ¿dónde posas tus prioridades para ir generando el texto que pretendes? ¿Razones?
– Tengo una pulsión por decir cosas que me deslumbran en libros que leo. Una urgencia que no me deja dormir y a veces me despierta. Me encanta que la lengua resuene con acentos precisos, adjetivación divertida, los malabares extraordinarios de un idioma con tantas conjugaciones.
– De poder obsequiarle una obra de tu autoría a un personaje célebre. ¿Cuál sería y a quién se lo regalarías? ¿Motivos?
– Definitivamente no pertenezco a la clase de escritor que regala sus propios libros.
– Cuando observas tus libros, ¿qué ves?
– ¿Unos libros?
– ¿Sientes que llegaste a ser el escritor que imaginabas cuando te propusiste dedicarte a la creación literaria? ¿Por qué?
– Nunca me sentí “escritor”. Cervantes, Borges, Rulfo lo eran. Hago lo que puedo. Lo cual no quiere decir que no esté agradecido: soy afortunado. Aspiraba a que me publicaran en Joaquín Mortiz cuando fuera grande y publicaron mi primera novela. Lo demás ha sido gentil incredulidad.
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