El próximo jueves (22 de febrero) por la tarde, el autor Javier Alandes se encargará de presentar “La casa de los hilos rotos” en una librería de Valencia. Se trata de una novela que pertenece a Angélica Morales, una directora de teatro y escritora que en esta ocasión adquiere notoriedad en Poemas del Alma gracias al cuestionario breve que ha respondido recientemente a distancia.
En la tuittrevista que compartimos a continuación, además de detalles en torno al proceso creativo de la mencionada obra, hay alusiones a “El sueño de la iguana” (XVII Premio de Poesía Vicente Núñez) y a “Mi padre cuenta monedas” (V Premio Internacional de Poesía Gabriel Celaya), otros de los títulos que forman parte de su producción.
Quienes deseen mantenerse al tanto de las novedades profesionales de Angélica, intercambiar mensajes con ella o apreciar textos de su autoría están invitados a ingresar al blog de Morales y a seguirla en redes sociales.
– ¿Qué sensaciones, reflexiones, necesidades y pensamientos fueron acompañándote a medida que elaborabas el contenido de “La casa de los hilos rotos”?
– Escribir la historia de Otti Berger fue un acto de justicia y de amor infinito. Solo pensaba en darle luz. Luego quise que estuviera acompañada por una escritura fresca y bella, con pinceladas poéticas. Y emocionar a los lectores, que Otika se colara en los telares de su alma.
– ¿Cómo nació, con qué intención o propósito, “El sueño de la iguana”?
– Nació por mi amor a la poética de Oscar Wilde. Fue un canto a ese estado del hombre que transita entre la realidad y la locura. Fue un libro complejo de escribir, muy delirante. No esperaba que fuese ganador del Premio Vicente Núñez, me sorprendió mucho.
– ¿Cuál ha sido el mayor obstáculo o desafío que debiste enfrentar al ir creando “Mi padre cuenta monedas”? ¿De qué modo superaste esos retos o dificultades?
– Es un libro que lo escribí para mí, para la niña herida que fui y sigo siendo. Es el libro más duro que he escrito porque hablo de una verdad muy terrible: cuento el maltrato tanto físico como psicológico al que mi padre me sometió hasta el día de su muerte.
– ¿Qué buscas y qué encuentras en la literatura?
– Disfrute, placer, diversión. Considero la hoja en blanco como un escenario teatral en el que cualquier cosa puede suceder. Vivo intensamente la escritura. Es una necesidad. Mientras escribo estoy viviendo. El día que no escribo es un día que no existe.
– ¿Eres más exigente desde tu rol de lectora o como escritora? ¿Motivos?
– Fui una lectora tardía pero ahora soy una lectora insaciable. Leo mucho. Creo que un escritor debe leer todo el tiempo. Como autora soy dura conmigo misma. Pienso que puedo hacerlo mejor, que aún no he escrito algo que valga verdaderamente la pena. Vivo emocionada con ese reto.
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