Cristina Consuegra: «A nivel editorial quien tiene el poder sigue siendo el hombre»

Encuentro con Cristina ConsuegraHace unos días publicamos la primera parte de la charla con Cristina Consuegra, en la que la coordinadora del Festival de Málaga (MAF), nos contaba cuáles son los objetivos de este polifacético proyecto, y ponía en palabras lo que el feminismo implica para ella.

Como lo prometido es deuda, aquí va la segunda parte de esta publicación. Cristina se mete de lleno en el terreno literario y nos habla sobre su forma de crear (que es divertirse) y de las autoras que le han cambiado la vida. Los invito a no perderse la lucidez de sus reflexiones.

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T—¿Cómo ves el feminismo de hoy en día con respecto a otros períodos de la historia?

C—El otro día hablaba precisamente con Enrique Benítez Palma (un buen amigo, que tuvo un despertar al feminismo y que es un tío que está ahí, que lucha mucho y habla mucho sobre autoras y sobre la influencia de la literatura feminista en la historia del arte), y le decía que estamos en un momento crítico. Porque creo que hay un recorrido hecho pero estoy percibiendo, y esta es una opinión terriblemente subjetiva, que hay una parte de ese nuevo feminismo llevado a cabo por mujeres quizás demasiado jóvenes, y demasiado pendientes de las nuevas tecnologías que indirectamente están empezando a cosificarse. Me explico. El otro día, Elvira Navarro, en Facebook, hizo una reflexión muy interesante que compartí, sobre el nuevo feminismo y la nueva izquierda. En un tono muy de Elvira Navarro, muy cotidiano pero que atizaba fuerte.

»Es que en ese decir «soy feminista pero tengo que cuidar mi imagen, que no se me vea una arruguita, que no se me vea la nariz, que no se me vea la tripa», en ese no querer mostrarse como una es, para mí te estás cosificando, te estás por lo tanto reduciendo a un objeto y le estás dando armas al machismo, a ciertos roles de imagen que han caído sobre nosotras. Las mujeres tenemos que ser, estar y ser guapas. Si no estás guapa es que no eres lo suficiente mujer; o sea: esa idea absurda y perversa que hemos tenido y sobre la que seguimos luchando. Y eso sí que me preocupa. El que mujeres que ponen en marcha iniciativas intelectuales interesantes, editoriales, o que escriben, pero al mismo tiempo se obsesionan en cómo aparecer en redes sociales perfectas, quiero decir. Porque al mismo tiempo, y quiero creer que ellas no son del todo consciente de ello, se están cosificando. Y esta preocupación no la veo en el hombre tanto. Es que tenemos que preocuparnos por cambiar la sociedad de verdad. Estoy convencida de que el siglo XXI va a ser feminista o no será; es que es un movimiento imparable.

T—Eso que dices de la cosificación me hace pensar en la gran fuerza que ha cobrado la imagen de la mujer exitosa como protagonista de las novelas actuales escritas por mujeres, un estereotipo con el que muchas no podemos sentirnos identificadas, evidentemente. ¿Cómo ves tú la literatura escrita por mujeres?

C—Yo no tengo esa idea. Yo creo que la literatura a la que me aproximo no es así. Vivimos un momento, en cuanto a la literatura feminista, muy bueno. El problema sigue estando en las cuotas de poder. A nivel editorial pues quien tiene el poder sigue siendo el hombre. Sí es verdad que en los últimos cuatro años prácticamente sólo leo a mujeres porque conforme he ido creciendo y conforme mi identidad se va asentando y voy haciéndome más preguntas, pues no encuentro esas respuestas en el hombre, o esas preguntas que me llevan a un horizonte lleno de cuestiones yo no lo encuentro en el hombre. Obviamente leo a autores. Últimamente leí «Blitz» de David Trueba y «Hombres felices» de Felipe Navarro, pero la literatura hecha por mujeres me parece muy difícil de encontrar en los autores. Es muy difícil encontrar hombres que escriban por ejemplo como Lola López Mondéjar. La novela «Cada noche cada noche» de Lola es de una inteligencia narrativa, «Lazos de sangre», publicado por Páginas de Espuma, que reflexiona sobre el daño que hacen los vínculos familiares en los individuos; un libro que cuestiona la identidad contemporánea, que habla sobre el peso del dolor… Para mí Lola debería tener muchísima más atención de la que tiene. Rosa Montero, Remedios Zafra, Elvira Navarro.

»Ya si buscamos fuera: Riikka Pulkkinen, Sofi Oksanen, que ha escrito «Purga» que es una de las novelas más bestias, más abisales… Para mí «Purga» es una de las mejores novelas que he leído. O sea, creo que vivimos un buen momento. El problema es, el maldito problema que se perpetúa. Que un hombre al que consideras una persona inteligente te diga «a esta tía la han publicado porque está buena» es terrible. Y nosotras podemos decir «este libro está bueno o no» pero jamás recurrimos a argumentos tan fáciles. Argumentos que lo que buscan es perpetuar la inferioridad intelectual de la mujer frente a la del hombre. Pero insisto vivimos una buena época para la literatura feminista pero el problema es la recepción, cómo se recibe la obra de muchas de estas mujeres. A mí lo que me preocupa es que el crítico, la persona que reflexiona sobre la literatura, al final caiga en ciertos roles.

 
Encuentro con Cristina Consuegra
 
T—¿Consideras que un escritor tiene una obligación respecto a su época?

C—Sí, yo sí creo en el compromiso. A mí hay autores que no me interesan porque creo que escriben para sí mismos; no escriben con vocación de comprometerse con una realidad. Yo quiero pensar este tiempo. Hay un escritor que me gusta mucho que es Ricardo Mendez Salmón que, como Remedios Zafra y Lola Modéjar, se preocupan por pensar el acontecer, por pensar qué nos está ocurriendo. Su literatura no ofrece respuestas sino más interrogantes, pero eso es lo que la hace interesante. Son trabajos muy de obra, vinculados con la experiencia de la vida. Los autores que tienen una obsesión con lo autoreferencial no me interesan en absoluto y ni siquiera sé por qué se los publica hoy en día. Están más preocupados por hacer caja que porque su literatura llegue a la sociedad y haya un feedback. Tengo muy poco tiempo para estar viva, para leer y para escribir, como para perderlo.

T—¿Y ahora en que estás trabajando?

C—Yo tengo que divertirme. Tengo un proyecto que se llama 1994 porque todos los relatos que lo componen guardan relación con una canción escrita ese año. Surgió a raíz de preparar alguna de las lecturas que he hecho en el Liceo o en la Cosmopolita. Mientras las preparaba me ponía de fondo canciones y un día se me dio por mirar las fechas y me di cuenta de que todas las canciones que ponía estaban fechadas en ese año, 1994, y entonces me dije, «algo pasó ese año en mí que yo no sé que me lleva a ese año», así que me propuse buscar intencionalmente canciones de ese año para trabajar sobre ellas.

»Pero lo más inmediato es el relato feminista que espero que salga en el otoño y un proyecto que tengo vía online, que se llama «Ola polar», que son palabras sobre el frío… que espero también que salga pronto. Cosas que me diviertan, es que sino me aburro. Si has leído a Doris Lessing lo único que puedes hacer es avergonzarte de querer escribir… Es difícil leer «La buena terrorista» o «El cuarto propio» y no decir «pero qué voy a aportar yo». Sin embargo para mí escribir es pensar; esto necesita moverse y pienso que lo importante es ofrecer una idea en cada relato, y ahí, evidentemente, nace el compromiso. Tienes que leer y tienes que pensar sino para mí es que has fallado.
 
Encuentro con Cristina Consuegra
 

Comentarios1

  • Rapsodico

    Maravillosa entrevista. Felicidades a entrevistada y entrevistadora ;). Abrazos.



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