Dimas Prychyslyy, respuestas en 280 caracteres

Tiempo atrás, Dimas Prychyslyy fue mencionado en Poemas del Alma por haber obtenido el Premio 25 Primaveras de Novela en reconocimiento a una obra de su autoría titulada “No hay gacelas en Finlandia”.

Como este escritor que nació en Ucrania en 1992 es usuario de Twitter, fue posible invitarlo a contestar cinco preguntas sin extender las respuestas más allá de los 280 caracteres, tal como propone la mencionada red social.

Hoy, jornada en la cual Prychyslyy mantendrá una conversación con la periodista Amalia Bulnes enmarcada en el acto de presentación de “No hay gacelas en Finlandia” organizado por la Fundación Antonio Gala para Jóvenes Creadores, es un buen momento para conocer más sobre el también creador de libros como “Con la frente marchita”, “Molly House” y “Tres en raya”.

– ¿Cuál es la mayor satisfacción que te ha dado la literatura?
– No da muchas. Creo que obtener la beca de la Fundación Antonio Gala hizo que viviera uno de los años más felices que recuerdo. Aún me dura esa felicidad.
– De no haber sido su autor, ¿le darías una oportunidad de lectura a “Tres en raya”? ¿Razones?
– Intento escribir solo aquello que me hubiese gustado leer. Tres en raya se despacha en media hora. Si estuviese aburrido le echaría mano, no soy escrupuloso.
– La poesía, en tu caso, ¿con qué motivaciones y propósitos?
– La poesía es una manera de descodificar el mundo, un artilugio para entenderse uno mismo. Motivaciones todas, propósito ninguno.
– ¿Cuánto tiempo te demandó la creación de “No hay gacelas en Finlandia” y qué obstáculos enfrentaste a medida que avanzaba la trama?
– Tardé unos dos años en escribirla, corregir es otro asunto. Los obstáculos a los que se enfrentan todos: tener que pagar comida y alquiler, robarle tiempo a tu pareja para escribir, vencer la pereza… A más enredo en la trama mayores dudas, convivo con ellas.
– Desde tu punto de vista, ¿qué gana y qué pierde el universo literario con el avance de la tecnología?
– Hay muchas cosas positivas, lo negativo es dar con ellas. Lo que se pierde básicamente es tiempo, hay que bucear en las avalanchas de información-opinión. Todos opinan, todos escriben, todos tienen derecho a hacerlo, y esto, obviamente, incluye a los idiotas más redomados.