En su camino como escritor, Félix Moyano ya acumula varios reconocimientos que le demuestran que avanza en la dirección correcta y le permiten visibilizar su trabajo para que cada vez más gente conozca y aprecie su producción.
Vale recordar que, en distintas temporadas, en Poemas del Alma aludimos a este autor oriundo de la provincia española de Córdoba ya que con “Insostenible” ganó el II Premio Valparaíso de Poesía y con “Cuando llegue la hora”, el XV Premio de Poesía Joven que otorgan RNE y Fundación Montemadrid, por ejemplo.
Ha obtenido, además, un accésit del Premio Adonáis gracias a “La deuda prometida” y el XXXIV Premio Andaluz de Poesía Villa de Peligros por “Los amores autómatas”.
Vale la pena hacer foco en su figura, interesarse en sus obras y saber más sobre él a través de las respuestas breves que ha formulado tras aceptar contestar la tuittrevista que compartimos a continuación. Si desean contactarse con Félix Moyano y mantenerse al tanto de sus novedades profesionales, pueden localizarlo en Twitter. La cuenta que administra allí es @felixheyjude.
– Desde tu punto de vista, ¿cómo tiene que ser un poemario, qué características debe reunir, para satisfacer a su creador/a y hechizar a los lectores?
– A mi juicio, un libro de poesía debe manifestar las pulsiones y los acontecimientos de los sujetos desde un trabajo profundo del lenguaje. Creo que la clave del sentido poético ya fue definida con certeza por Machado: “palabra esencial en el tiempo”.
– ¿Cuál es la mayor lección o enseñanza que te ha dado el conjunto de tu producción poética?
– La mayor lección es que los textos, una vez publicados, pasan de ser enteramente tuyos a ser autónomos, de tal forma que una parte de ti desde ese momento es compartida y dejas de tener el más mínimo control sobre ella. Y, aunque esto asuste, es hermoso.
– ¿Qué te genera, al día de hoy, “La deuda prometida”? ¿Razones?
– Fue un libro difícil de escribir porque retrataba mi obsesión por la muerte desde un contexto muy marcado por el duelo. Hoy estos poemas me generan una mezcla de sensaciones que siempre describo con aquel gran título de Ángela Figuera: belleza cruel.
– ¿Cuál es la misión, la finalidad, el propósito de “Cuando llegue la hora”?
– En el libro priorizo la función catalizadora del lenguaje poético para abordar determinadas cuestiones cotidianas atravesadas por el amor y por la muerte, en sus diferentes manifestaciones, pero no hay un propósito marcado, más allá de su uso como expresión artística.
– Dejando de lado la modestia siendo merecedor de múltiples galardones, ¿por qué crees o sientes que muchos jurados coinciden en votarte y adjudicarte premios?
– Casi todo lo que escribo puede ser percibido fácilmente como cercano. Me interesa bajar del palio lo poético e infiltrarlo en elementos de nuestra cotidianidad. Al abordar lo esencial, cualquier lector puede sentir mis textos como suyos propios. Todo lo demás diría que es azar.
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