Desde hace muchos años, la pluma del valenciano Guillermo Galván origina experiencias lectoras fascinantes y le aporta a la literatura una excelente combinación de creatividad y calidad en materia narrativa. Con el objetivo de conocer en profundidad su labor como escritor preparamos un cuestionario que, muy gentilmente, aceptó responder vía Twitter.
Antes de dar paso a sus respuestas, es importante indicar que “Aislinn”, “La mirada de Saturno” y “Antes de decirte adiós” son ideales a la hora de averiguar qué lo inspiraba y cómo relataba temporadas atrás.
Como su producción no deja de crecer, existen más opciones para dejarse cautivar por las historias de este novelista y periodista que, en el plano de la ficción, le dio vida al investigador Carlos Lombardi.
“Tiempo de siega”, “La virgen de los huesos” y “Morir en noviembre” son parte de sus publicaciones más cercanas en el tiempo. Los dos últimos títulos señalados lo han llevado recientemente por Aranda de Duero a una presentación y a una ruta literaria. Después de pasar asimismo por Zaragoza, el también artífice de “Sombras de mariposa” y “El aliento del lobo” se prepara para acercarse mañana (miércoles 15) a la librería Taiga situada en Toledo para participar en un club de lectura.
– ¿Cómo nació el investigador Carlos Lombardi y a quiénes tomaste de modelo para caracterizar a este personaje?
– De la necesidad. Buscaba protagonista para una novela negra en 1941 y me pareció que un policía republicano represaliado cumplía a la perfección con los cánones del género y ofrecía un juego dialéctico que nunca me habría dado un personaje acomodado con la Dictadura.
– ¿Qué le enseña tu “yo periodista” a tu versión como escritor, qué herramientas le aporta para potenciar el desempeño al crear ficción sin perder credibilidad?
– El periodismo me enseñó a tratar bien a las palabras, y al mismo tiempo recursos para investigar. Por otra parte, el periodismo, por desgracia, cada vez aporta menos credibilidad. Una novela honesta, aunque sea ficción, puede contener más verdad que la mayoría de los telediarios.
– De elaborar un relato en coautoría, ¿a cuál, o a cuáles, de tus colegas elegirías para ese proyecto y por qué?
– Poca gente lo sabe, pero tengo dos novelas escritas con un amigo. Llevan casi cuarenta años en el cajón. Pero ni él ni yo nos hemos animado a moverlas. Escribir a cuatro manos es complicado si cada autor tiene estilo propio, porque uno, o ambos, deben renunciar en algún momento.
– Desde tu punto de vista, ¿por qué se está multiplicando el interés por crear y/o leer novelas de género policíaco?
– El género negro es un modo perfecto de explicar la podredumbre social. Antes, la novela social denunciaba los abusos del sistema; y la detectivesca se ocupaba en exclusiva de la alta burguesía. Hoy confluyen en un género muy abierto, cuya condición ineludible es el realismo.
– ¿Cuál es el libro que más desafíos creativos te provocó? ¿Razones?
– “Sombras de mariposa”, una novela sobre el último cuarto del s. VI en Hispania. Quise que la historia se ajustara al máximo a los testimonios de los contemporáneos, y tuve que estudiar a fondo a Isidoro de Sevilla, Juan de Bíclaro y Gregorio de Tours, entre otros. Sigue viva.
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