El madrileño Javier Fonseca adora contar historias y cautivar a través de sus relatos a niños y jóvenes. Años atrás, María Merino publicó en Poemas del Alma referencias sobre Clara Secret, una colección que le da notoriedad a este autor.
Ahora, ponemos a disposición de los lectores de este portal una entrevista breve que da cuenta de cómo Fonseca concibe la literatura y desarrolla su carrera como escritor.
Un blog a su nombre y su presencia en redes sociales como Twitter (plataforma mediante la cual respondió el cuestionario) y Facebook son otras fuentes de contacto e información para quienes estén interesados en mantenerse al tanto de las novedades profesionales del creador de libros como “El mago Bruno”, “La herencia del Capitán Bañuelos”, “Tras los pasos de un zapato”, “El viaje del polizón”, “El caso del soldado desaparecido”, “El caso del reloj de 1812” y “El caso de la basura perfumada”, entre otros.
– En base a tu experiencia, ¿es más sencillo iniciar una historia o darle un final? ¿Razones?
– Creo que dar el final definitivo. Yo necesito las dos cosas para empezar y mientras escribo, la historia suele llevarme de nuevo al principio para retocarlo, corregirlo, quitar o añadir algo que no había planeado y ha surgido… Sin embargo, el final suelo cambiarlo muy poco.
– Usar, o no, seudónimo, en tu caso, ¿por qué y para qué?
– Es algo muy personal. Yo lo he utilizado cuando he escrito junto a otras autoras, como nombre colectivo. Lo usaría si alguna vez publico algo fuera de la Literatura Infantil y Juvenil, para diferenciar espacios. Y buscaría uno que homenajeara a mis padres o una obra o autor.
– ¿A qué estrategias, temáticas y recursos apelas para atraer con tus libros a niños y jóvenes?
– Lo principal es el respeto. Tratarles como lectores exigentes. Ofrecer temas y maneras de abordarlos que les resulten interesantes; provocarles; mezclar géneros (humor, aventura, romance…); definir a los personajes para que se identifiquen con ellos… ¿He dicho ya respeto?
– Al dar clases de creación literaria, ¿cómo te las ingenias para dejar en tus alumnos una huella que traspase las cuestiones teóricas?
– Mis clases son prácticas, cuido el ambiente y al grupo. Aplico también a la teoría y las técnicas el «No lo digas, muéstralo» de H. James: uso ejemplos, lecturas, me expongo, muestro mi experiencia… Tengo dos objetivos básicos: que disfruten y adquieran un hábito de escritura.
– ¿Qué condiciones hay que reunir, de acuerdo a tu criterio, para ser un buen narrador oral?
– Para mí es crucial la capacidad de adaptación e improvisación, pues el público condiciona la manera de contar. Mimar y respetar los textos y al tiempo atreverse a traicionarlos en la forma, no en la esencia. Y saber contar con algo más que palabras (cuerpo, gestos, tono…)
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