Obras como “Puedo ver el futuro: hay un asesinato”, “Días de jengibre” y “Tardes quietas de jazz y madera” le permiten a Hugo Roca Joglar demostrar sus habilidades para la escritura y deleitar con ellas a jurados y lectores de distintas nacionalidades.
Este autor mexicano que tiene en su haber distinciones como el Premio Bellas Artes de Novela José Rubén Romero y el Premio Nacional de Periodismo, además de haber sido señalado en 2019 como “Escritor emergente” por La Tempestad, supera en Twitter los 2.400 seguidores.
Para saber sobre él o profundizar los conocimientos sobre su producción, nada mejor que leer con atención las respuestas que, a pedido de Poemas del Alma, Hugo Roca Joglar elaboró limitado por 280 caracteres como extensión máxima.
– La escritura, en tu caso, ¿de qué se nutre y qué propósitos posee?
– Se nutre de sonidos y sensaciones cuyo propósito es articular atmósferas de una intimidad desbordante, que todo el tiempo vibra en su necesidad de encontrar nuevas formas de belleza.
– Si “Días de jengibre” no fuera producción tuya, ¿qué apreciaciones le harías llegar a su responsable tras leer ese libro?
– Le desearía tranquilidad. Le diría que a veces está bien dejar de sentir. Le recomendaría música ambiental, que comparta casa con una gata nueva y que deje de beber tanta ginebra.
– ¿Cómo influye tu labor como escritor en tus búsquedas y experiencias como lector?
– Desde que me he sumergido en escribir historias tan personales, y por lo tanto dolorosas, como lector tiendo a buscar lo contrario: diversión y salidas fáciles, donde nada sea íntimo ni honesto.
– Además de un premio, ¿qué te ha dejado, a nivel personal, la elaboración de “Puedo ver el futuro: hay un asesinato”?
– Me ha dejado la sensación de que somos multitudes, de que en nuestras sangres habitan presencias de muchas personas muertas que han intervenido y condicionado nuestra existencia.
– ¿Cómo imaginas, con qué pretensiones o ideas, a quien se interesa por “Tardes quietas de jazz y madera”?
– Imagino a una persona curiosa e inquieta, soñadora y tenaz, que al jugar ajedrez ama espacios abiertos, combinaciones creativas, giros inesperados y provocar posiciones desconcertantes.
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