La idea de desarrollar entrevistas por Twitter a escritores busca condensar información para, en formato abreviado, poder conocer más sobre la vida y obra de los autores sin quitarles demasiado tiempo ni obligarlos a escribir mensajes extensos. Además, establecer una regla general apunta a proporcionarles a todos el mismo espacio para expresarse.
Adaptarse a una red social con límites de caracteres es un desafío que no siempre es sencillo pero vale la pena enfrentarlo para poner a prueba la creatividad, el dominio del lenguaje y la propia capacidad de síntesis.
En ocasiones, como ya he mencionado en otras notas de esta sección de Poemas del Alma, los participantes de las tuittrevistas se explayan más allá de un tuit. Si bien la mayoría de los escritores que contacto cumple la consigna aunque deseen desarrollar más sus mensajes, cuando se presentan situaciones excepcionales privilegio el interés que pueden generar las respuestas largas en los lectores, la relevancia de la figura que contesta y los minutos que dedicó a cumplir con mi solicitud.
Hace días, por ejemplo, recibí de parte del novelista español José C. Vales un correo electrónico con varias líneas de respuesta a cada una de mis cinco preguntas que hice llegar por Twitter. Me había costado conseguir este material: justo contacté al ganador 2015 del Premio Nadal en un momento de mucho trabajo y tuve, durante semanas, intercambios de mensajes tanto con él como con Alba Fité, quien se desempeña en la editorial Destino como directora de Comunicación.
Sé que este cuestionario no hace honor al espíritu de las acotadas tuittrevistas pero también tengo claro que no tiene sentido acortar las respuestas de quienes, gentilmente, aceptan ser entrevistados a distancia. Hacer la excepción y publicar el cuestionario tal y como él decidio contestarlo es una acción que creo justificada para acercarnos más al universo personal y profesional de José C. Vales.
– ¿Qué deseos o intenciones lo han impulsado a debutar como novelista con “El pensionado de Neuwelke”?
– En realidad, fue una casualidad. En cierta ocasión un grupo de amigos debatíamos si sería posible redactar una novela “popular” que tuviera cierta “sustancia literaria” o, dicho de otro modo, que no estuviera escrito como si el autor tuviera doce años y los lectores diez. En la “apuesta” a mí me correspondió escribir un cuento gótico o de terror. De todos los presentes, sólo yo cumplí con el pacto, y el resultado fue algo más que un cuento: la novela «El Pensionado de Neuwelke». Luego el texto lo compró una editorial y ése es el final de la historia.
– Además de la alegría de ganar el Premio Nadal 2015, ¿qué otras satisfacciones le ha dado hasta ahora “Cabaret Biarritz”?
– Son muchas y muy especiales. Pero la mayoría guardan relación con los lectores. Los comentarios y las opiniones de los lectores, y el cariño con que han recibido y tratan esta novela son, desde luego, un verdadero aliciente para seguir adelante.
– ¿A qué escritores admira? ¿Razones?
– Admiro sobre todo a los clásicos y a los renacentistas (digamos, entre otros muchos, a Séneca, Cicerón, Tito Livio, Marco Aurelio, o Pedro Mexía, Cervantes, Fray Luis, etcétera), y en general a todos aquellos que consideraban que la literatura era el fruto del estudio y el trabajo, y no el conjunto de ocurrencias de un individuo. Por eso, entre los modernos, valoro especialmente a Umberto Eco. También siento pasión por los ingleses del siglo XIX. Pero, en cualquier caso, la lista de autores a los que admiro es interminable.
– ¿Cuál es el libro más preciado que conserva? ¿Por qué le resulta especial?
– Hay infinidad de libros por los que siento especial devoción, desde diccionarios del siglo XVIII a ejemplares británicos del XIX. Entre las ediciones modernas, la edición de Cervantes de Rico es indispensable para mí, pero también lo es la edición de Lerner de la Silva de Mexía, por ejemplo. Citaré sólo tres libros que me apasionan y con los que he pasado grandes momentos desde el punto de vista del divertimento intelectual: «El Mediterráneo» de Braudel, «La Gran Cadena del Ser» de Lovejoy y «Dioses, tumbas y sabios» de Ceram.
– ¿Con qué clase de historia sorprenderá próximamente?
– Próximamente, con ninguna. «Cabaret Biarritz» salió a la venta el día 3 de febrero, hace poco más de un mes. Los lectores y la crítica le están dispensando una maravillosa acogida —que aprovecho para agradecer— y creo que aún puede tener algún recorrido. Supongo que dentro de un par de años o tres estaré preparado para ofrecer una nueva historia al público. Hasta entonces, lo mejor es seguir estudiando y aprendiendo.
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