Días después de haber mantenido en Bogotá un encuentro con lectores que aprovechó para conversar acerca de “Las cosas olvidadas” y exhibir los bordados originales de ese libro, la periodista y escritora Juliana Muñoz Toro adquiere visibilidad en Poemas del Alma gracias a la tuittrevista que contestó a distancia.
Esta autora, que lleva adelante un espacio de textos y difusión que se complementa con el envío mensual de un newsletter, también tiene en su haber títulos como “Autorretrato en el jardín”, “Albina”, “La calle 8” y “El vuelo de las jorobadas”. Además es artífice de “Mi hermana Juana y las ballenas del fin del mundo”, obra sobre la cual estuvo charlando en la más reciente edición del Hay Festival Cartagena de Indias.
Vale la pena hacer foco en su figura, apreciar su producción y mantenerse al tanto de sus novedades profesionales. Quien quiera conectarse con ella, intercambiar mensajes o leer las publicaciones que va haciendo en redes sociales tiene la posibilidad de localizarla en X bajo el usuario @Julianadelaurel.
– ¿Qué cualidades y recursos se necesitan, de acuerdo a tu criterio, para crear y bordar historias que no dejen indiferentes a los lectores?
– Evito la indiferencia lectora con una historia escrita o bordada que primero me conecte a mí, que me despierte emociones. La alimento con referentes, imágenes y ritmo. Evito lugares comunes.
– ¿Cómo te las ingenias, a qué estrategias o ideas apelas, para intentar cautivar con tus libros a niños y jóvenes?
– A niños y jóvenes no hay que subestimarles, sino entender su capacidad filosófica y poética. Busco escribirles con humor, imaginación y que se sientan acompañados en sus vivencias con la lectura.
– ¿Cuáles fueron los disparadores o estímulos que impulsaron tu deseo de desarrollar la trama de “Albina”?
– Albina nace de la cuestión acerca de sentirse diferente al resto y sobre todo de ser tratado como diferente. Esta albina, como muchos de nosotros, busca su identidad en lo que la rodea y encuentra su seguridad en la belleza de las estaciones.
– ¿A qué cuestiones le diste prioridad al elaborar «Los últimos días del hambre»? ¿Razones?
– Para esta novela era indispensable que no se entendiera como un libro de autosuperación ni tampoco como apología del trastorno alimenticio. Es un relato crudo que nos pone en el lugar de una obsesión por el cuerpo y la comida de la que muy poco se habla.
– ¿Cómo imaginas, con qué características y buscando qué clase de experiencia lectora, a quienes eligen descubrir los relatos atesorados en «Las cosas olvidadas»?
– Ya que este libro se mueve en el universo de la infancia, la nostalgia, el aprecio por los tesoros que encontramos en los objetos cotidianos, tiene una lectura muy amplia: niños/as, sí, pero también adultos que quieran conectarse con la memoria y la poética del día a día.
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