Con talento, trabajo y pasión, la escritora argentina María Rosa Lojo construye día a día una trayectoria sólida que le da prestigio tanto dentro como fuera de su país.
Al visitar el sitio web que lleva su nombre es posible encontrar referencias sobre su producción, el detalle de sus obras, datos biográficos y novedades profesionales.
A la hora de contactarla, las redes sociales son un gran puente, ya que la también docente universitaria e investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) tiene presencia en Facebook, Instagram y Twitter.
Tiempo atrás, Lojo fue centro de una publicación de Poemas del Alma al confirmarse que el año próximo será condecorada oficialmente con la Homer – European Medal of Poetry and Art. Ahora, esta doctora en Letras respondió un cuestionario breve que permite conocer más sobre su actividad literaria y renovar el interés general por sus libros.
“Solo queda saltar”, “Finisterre”, “Todos éramos hijos”, “La pasión de los nómades” y “Las libres del Sur” son algunas de las novelas desarrolladas por Lojo, quien también ha cultivado los géneros del cuento, el ensayo, la poesía y la microficción, dando origen a títulos como “Amores insólitos de nuestra historia”, “Historias ocultas en la Recoleta”, “Bosque de ojos”, “Esperan la mañana verde” e “Identidad y narración en carne viva. Cuerpo, género y espacio en la novela argentina 1980-2010”.
– Dada su experiencia como poeta, ensayista y narradora, ¿cuál es el género que más la entusiasma? ¿Razones?
– Ingresé a la práctica de la literatura desde la poesía: es el núcleo o la matriz creadora de cuanto hago. Me interesan todos esos registros; dedicarme más a uno o a otro dependió de la necesidad (mi trabajo como investigadora en el caso del ensayo) y también, de la inspiración.
– ¿Cuánto y de qué modo influyen en su quehacer literario las traducciones de sus obras y los premios que le conceden?
– Los reconocimientos siempre nos confirman que nuestros libros son necesarios, deseados, valiosos para otros. La literatura se realiza, de hecho, en los otros. El circuito se inicia con el propio deseo creativo pero solo se completa con la recepción hospitalaria de los demás.
– A lo largo de su carrera, ¿fue víctima de conductas machistas o tuvo que sortear obstáculos simplemente por ser mujer? ¿Qué opina al respecto?
– Aunque no utilizo clichés y soy una creadora individual, escribir novelas históricas y ser mujer suma negativamente prejuicios sobre la ficción histórica (para algunos no sería “literaria”) y sobre el género sexual (“todas” las mujeres escribirían con fórmulas sentimentales).
– Con tantos años dedicados a la escritura, ¿cuál considera que es su mayor aporte a la literatura?
– Lo dice mejor la investigadora Marcela Crespo (Conicet), que destaca la ruptura de discursos dogmáticos y dicotomías, la fluida circulación entre géneros literarios, la visibilidad de las mujeres y los sujetos subalternos, la reflexión sobre la identidad personal y colectiva.
– Su producción es leída y galardonada a escala internacional. ¿Se siente más reconocida en Argentina o en el extranjero? ¿Por qué?
– Tengo premios y excelente crítica académica internacional, pero acá está la mayoría de mis lectores y también recibí galardones muy estimables: del Kónex o el Municipal de Buenos Aires al Gran Premio de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores, inaugurado con Borges en 1944.
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