A comienzos del próximo año, Harper Collins publicará “Las manos tan pequeñas”, un material creado por Marina Sanmartín que ella presenta como su “novela más íntima”.
Hasta ahora, esta escritora, crítica de novela negra y librera ha cautivado a numerosos lectores con “El jardín de los sospechosos”, “Informe sobre la víctima” y “El amor que nos vuelve malvados”.
Antes o después de disfrutar estas obras vale la pena descubrir quién es y cómo enriquece al universo literario Sanmartín Pla, en cuya trayectoria figura asimismo un emprendimiento editorial compartido con Cristina Pineda que ha sido bautizado como Tres Hermanas.
Marina, adaptándose a una extensión máxima de 280 caracteres a pedido de Poemas del Alma, brindó, en cinco respuestas, detalles de sus actividades y opiniones relacionadas al mundo de las letras.
Para acceder a sus novedades profesionales y ponerse en contacto con ella, sugerimos acceder a su sitio web y seguirla por redes sociales.
– De acuerdo a tu experiencia, ¿qué características y factores permiten que una librería se destaque favorablemente?
– Su fondo, su equipo humano, la calidez del espacio de la librería, su presencia online y el mundo que sea capaz de construir alrededor de las cuatro cosas anteriores: actividades, afectos, redes, relato y posicionamiento.
– ¿Cuáles son, desde tu punto de vista, los mayores retos que plantea el género de la novela negra y cómo se pueden llegar a superar con éxito?
– Innovar sin saltarse las reglas del género y, al mismo tiempo, sin caer en el cliché. No hay instrucciones para superar el reto. En este aspecto, la técnica no sirve de nada. Se requiere talento.
– Al iniciar una historia, ¿piensas en un lector en particular o desarrollas aquello que a ti te gustaría encontrar en una obra?
– Creo que, para que una historia sea buena y funcione, a la primera que tiene que interesar es a quien la escribe. Si la novelista se aburre a sí misma en el proceso de escritura, es imposible que su relato interese luego a los demás.
– Cuando impartes talleres o das clases particulares, ¿qué huella pretendes dejar en los asistentes para que esos encuentros los marquen de algún modo especial?
– No pretendo dejarles una huella mía, sino que lo que cuente les despierte algo de sí mismos o el entorno que desconocían o no se habían detenido a mirar. Me voy satisfecha de un taller cuando consigo que la gente se pregunte cosas.
– ¿Cómo ha sido el proceso creativo de “Las manos tan pequeñas” y a qué tipo de lector/a crees que puede ofrecerle un buen momento de lectura?
– Ha sido placentero porque he escrito sobre Tokio, una ciudad fantástica en la que me cambió la vida; y también duro, porque, aunque no lo parezca, se trata de mi novela más íntima. En cuanto al lector ideal, todos lo son.
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