Semanas atrás, en Poemas del Alma informamos que el Premio de Novela Corta de la Diputación de Cáceres había quedado en manos del escritor Martín Cristal. Hoy, el autor argentino vuelve a ganar relevancia en este portal literario pero, en esta oportunidad, por las respuestas breves que elaboró tras haber recibido el cuestionario por Twitter, una red social donde no deja de sumar seguidores.
Tanto en ese espacio virtual como en su sitio web, Cristal da cuenta de sus actividades como creador de cuentos, crónicas y novelas. El blog El pez volador, en tanto, le ofrece otra vía para mostrar textos de su autoría y acercarse a los lectores por fuera de sus libros.
Quienes recién descubran a este cordobés categoría 1972 tienen la posibilidad de disfrutar su producción literaria en familia ya que, además de enriquecer a la literatura infantil con “El árbol de papafritas”, Martín Cristal ha desarrollado para los más grandes materiales de lectura como “Manual de evasiones imposibles”, “Las alas de un pez espada”, “La casa del admirador”, “Las ostras” y “Mil surcos”. Esta tuittrevista puede conducirlos hacia un escritor capaz de sorprenderlos y entretenerlos así que… ¡a disfrutarla!
– ¿Cuáles son tus propósitos como escritor?
– Narrar buenas historias de la mejor forma posible, mientras reflexiono sobre los criterios que definen los términos “buenas” y “mejor”.
– Tenés obras editadas dentro y fuera de Argentina. ¿Qué te provoca saber que tus libros cautivan a lectores de diversas nacionalidades?
– ¿Los cautivan? Como sea, me honra ser leído por perfectos desconocidos. Que le destinen tiempo a un texto mío es un milagro y un misterio.
– Al crear un personaje, ¿cómo lográs separarte de él y darle independencia y vida propia?
– Al escribir, los personajes suman reglas en pos de su coherencia interna. ¿Respetarlas o reescribirlo todo? La haraganería dicta lo primero.
– Mucha gente ha reconocido tu talento literario mediante menciones y premios. ¿Cuáles considerás que son tus puntos fuertes como creador de historias?
– Ni idea. Las escribo porque me gusta hacerlo. Y seguiría haciéndolo aun si se comprobara que no tengo “puntos fuertes”.
– Con “El árbol de papafritas” incursionaste en la literatura para chicos. ¿Qué balance hacés de ese desafío de captar la atención de los más jóvenes a través de un relato?
– Cuando narro para niños, pienso en ellos y trato de ser constructivo. Cuando narro para adultos, pienso en mí, y trato de ser demoledor.
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