La destreza narrativa de Olga Merino goza actualmente una gran visibilidad a escala internacional gracias a la excelente repercusión de “La forastera”. Este material, además de haber sido distinguido con el Premio de Novela Pata Negra 2021, resultó elegido finalista del IV Premio Bienal de Novela Mario Vargas Llosa y del Premio Ciudad de Santa Cruz de Novela Criminal correspondiente al Festival Tenerife Noir del año en curso, por ejemplo.
Son muchos los compromisos profesionales de esta destacada escritora que nació en Barcelona pero, aún así, la también creadora de libros como “Cenizas rojas” y “Espuelas de papel” reservó parte de su tiempo para responder, en 280 caracteres como máximo, un cuestionario de Poemas del Alma.
Aquellos que deseen descubrir la producción de Olga (a quien tienen la posibilidad de contactar vía Twitter) deben conseguir algún ejemplar de las obras citadas anteriormente o de “Perros que ladran en el sótano”, trabajo que en 2012 reseñó Tes Nehuén. Es interesante saber, asimismo, que Merino es una de las autoras convocadas para tener un encuentro virtual con los participantes del curso online de novela policíaca y negra que empieza el próximo 11 de octubre y está impulsado por Escuela Cursiva y Zenda Libros.
– ¿Cómo y de qué te nutres para encontrar tu propia voz como escritora?
– De la misma vida, de los libros, el deseo y la memoria. No hay literatura sin memoria.
– Al desarrollar una novela, ¿a qué le das prioridad? ¿Razones?
– Doy prioridad a los personajes. La trama, la estructura, la forma son también importantes, pero difícilmente se sostiene una novela sin un buen personaje.
– ¿Qué enseñanzas y reflexiones te ha dejado la creación de “La forastera”?
– “La forastera” me ha enseñado a resistir, a no arrojar la toalla. Los libros demandan su momento. Hay que dejarlos madurar sin desfallecer, sin perder la confianza.
– Según tu opinión, ¿cuáles son los requisitos que hay que cumplir para alcanzar la consagración o el éxito a nivel literario?
– Desconozco los requisitos del éxito. Me adhiero a la frase que Juan Marsé tenía colgada en su escritorio: «El esmero es la única convicción moral del escritor» (Ezra Pound).
– ¿Con qué aspiraciones y propósitos desarrollas el arte de la literatura?
– Tuve una vocación muy muy temprana, y para bien o para mal la literatura es mi forma de estar en el mundo y de entenderlo. Mi más firme aspiración pasa por no defraudar al lector.
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