Un dibujo elaborado por Max Cachimba para “La cazadora de libros”, una de las obras que desarrollaron juntos, es la imagen que el argentino Pablo De Santis elige actualmente para su perfil de Twitter.
Por dicha red social, donde más de 1.500 usuarios siguen con atención sus publicaciones, este experimentado escritor respondió un cuestionario breve que hoy le da protagonismo en Poemas del Alma.
El también guionista y periodista, merecedor del Premio de Narrativa Planeta-Casa de América en reconocimiento a “El enigma de París”, seduce a lectores de diversas generaciones con libros de extraordinaria calidad y propuestas muy originales.
Hace no mucho tiempo, la Fundación Cuatrogatos lo recompensó por “El alumno nuevo”.
“El juego del laberinto”, “Crímenes y jardines”, “La hija del criptógrafo” y “Hotel Acantilado” son otros de los títulos que enriquecen la producción de Pablo De Santis.
– ¿Qué sensaciones experimentás cada vez que terminás de elaborar un libro?
– Que no lo he terminado del todo, y sigo corrigiendo hasta la última instancia.
– ¿Cómo lográs que obras tuyas resulten atractivas para jurados y lectores de diversas nacionalidades y edades, además de inspirar traducciones y adaptaciones?
– Creo que uno debe ser fiel a su imaginación y, sobre todo, a su infancia.
– ¿Con qué escritor o escritora de otra época te hubiese gustado compartir una charla? ¿Razones?
– Con Chesterton, porque su inteligencia no solo cautiva, sino que ilumina. Con Borges, a quien vi pero a quien no me animé a hablarle. «La niñez es tímida» escribió Borges. En mi caso, la vida es tímida.
– ¿Cuáles son los sueños u objetivos que aspirás a cumplir en materia literaria?
– Además de seguir publicando cuentos y novelas, me gustaría publicar fragmentos de un diario que llevo desde la adolescencia, y donde he guardado palabras y opiniones de gente muy valiosa, y esos instantes que suelen conservar los diarios. Es una especie de memoria artificial.
– Desde que lanzaste “El palacio de la noche” hasta ahora, ¿qué fuiste aprendiendo, entendiendo, modificando o, incluso, manteniendo en tu camino como narrador?
– Aprendí a probar cosas distintas y a la vez a resignarme a la inevitable repetición, esas obsesiones que aparecen no porque uno lo quiera sino porque son una especie de firma involuntaria, una marca de nacimiento.
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