La profesora y escritora zaragozana Patricia Almarcegui lleva años cautivando a lectores de diferentes rincones del mundo gracias a libros de su autoría. En Poemas del Alma hay varias alusiones a esta mujer que ha lanzado obras como “El pintor y la viajera”, “Cuadernos perdidos de Japón” o “Las vidas que no viví” y hoy no es la excepción, dado que en esta ocasión es protagonista de una entrevista breve realizada a distancia.
La también creadora de “La memoria del cuerpo” ya había brindado declaraciones a este portal literario hace algunos años (entrevistada en ese entonces por Tes Nehuén), pero siempre es interesante darle voz a Patricia y redescubrirla a medida que va incrementando su producción.
De querer mantenerse al tanto de las novedades profesionales de Patricia o intercambiar mensajes con ella pueden contactarla por redes sociales. En X, por ejemplo, Almarcegui realiza publicaciones de manera frecuente y es leída por más de 2.100 usuarios.
– ¿Qué huellas o enseñanzas te ha dejado la escritura de «Las vidas que no viví»?
– La emigración. La liternatura. La turistificación. La gentrificación. El cuestionamiento constante sobre el lugar en el que se vive.
– ¿Cuál ha sido la experiencia más asombrosa o impactante que has vivido en el marco de tus travesías por el mundo?
– El feminismo. Los encuentros con las mujeres y las conversaciones. Saber que estamos en un mismo barco, que tenemos los mismos intereses.
– ¿De qué modo trabajaste, qué recursos empleaste, para intentar imprimirle originalidad a «Cuadernos perdidos del Japón»?
– Hablan de su originalidad, no lo sé. Sí, que su poética, creo, se está usando en otros libros para escribir mundo y experiencias. Surge en todo caso de la necesidad de imágenes y de la búsqueda de intensidad.
– ¿Cuáles fueron las sensaciones, los pensamientos o las ideas que fueron surgiéndote a medida que desarrollabas el contenido de «La memoria del cuerpo»?
– La posibilidad de transmitir las sensaciones y emociones que tiene el cuerpo al bailar. El movimiento y el desplazamiento por el espacio. El cuerpo envejecido. La pérdida de equilibrio, elasticidad y fuerza.
– ¿Qué te aporta tanto a nivel profesional como personal la literatura y de qué modo intentas devolverle, al menos, una parte de lo que te brinda este arte?
– El juego de la ficción sobre todo. Las herramientas que provee para narrar. Jugar con el lenguaje, llevarlo a su tensión máxima, que es también la mía y el límite.
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