Poeta total de nuestros tiempos

Es difícil hacer una entrevista a Humberto Garza, uno de los poetas más prolíficos y completos de los tiempos que corren. Sencillamente descree de las notas y reportajes. Es un personaje literario. Tiene mucha cultura, ha leído a los genios y a los rebeldes sin causa, y se ha quedado plantado en la opinión, mejor dicho en la conclusión, de que la mejor poesía del mundo es la clásica, la que tiene el ritmo y la cadencia sonora. Nació en 1948 en Montemorelos, Nuevo León, México. Radica desde 1964 en Houston Texas. En esta «conversación» encontraremos el lado lapidario y a veces taciturno de un verdadero maestro del arte de escribir poesías.

– ¿Cuánto tiempo hace que escribe?

-Cincuenta años. De los 12 a los 27 escribía casi a diario, después tuve un receso que terminó a los 47; desde entonces hasta la fecha, escribo en ocasiones esporádicamente y en otras constantemente. Durante el «receso» seguía escribiendo, pero no con la misma asiduidad; la familia y el trabajo fueron y siguen siendo mis prioridades. Los hobbies deben contentarse con un papel secundario.

-¿Tiene alguna idea sobre el hecho de por qué escribe poesía?

-Tal vez porque la poesía tuvo gran atractivo para mí desde la niñez, y quizá algo genético ande revuelto ahí también; en la rama paterna había y hay miembros que riman con gran facilidad, sólo que ellos no tomaban ni toman el «oficio» con la misma seriedad que yo. A mis tíos abuelos, tíos paternos y sobrinos, se les puede definir como versificadores, no como poetas. El escribir es un impulso natural al cual es casi imposible sustraerse; los versos empiezan a zarandearse en la mente, y es forzoso redactarlos. Tuve épocas en mi vida en las cuales me despertaba después de haber dormido muy poco a escribir. Si con ello hubiese puesto comida sobre la mesa, hubiese sido justificable, pero no sólo por amor al arte. Eso más bien es una locura.

– La mayoría de los poetas escriben en forma oscura y complicada. ¿Qué reflexión le merece ese estilo escritural?

Los textos oscuros brotan de mentes confusas e incapaces de expresar claramente sus ideas. La buena poesía debe ser entendida, sentida y apreciada por la mayor cantidad de personas posible; expresar pensamientos complicados en forma sencilla es la impronta del genio. Al seguir la moda, muchos de los poetas contemporáneos se alejan del gusto del público, pero qué caso tiene escribir utilizando estilos inefectivos como: poesía linear, minimalista, transmodernista… si los textos escritos con esas técnicas no son leídos ni disfrutados siquiera por los colegas. Lo sé porque muchos me lo han dicho.

– ¿Se encuentra a gusto con la poesía?

-Es imposible para quien toma seriamente su arte sentirse contento a la hora de crear; son muchas las frustraciones y constreñimientos que agobian a quien trata de hacer las cosas bien. Vargas Llosa acaba de expresar que el escribir le resulta difícil. El arte es una pesada carga, no un alegre pasatiempo. Seguro hasta tú te has preguntado: «¿Quién me tiene haciendo esto?». Actores, cantantes, músicos… han declarado en entrevistas lo fatigoso que les resultan las obligaciones de su carrera; si ellos encuentran cansada su actividad en medio del gran éxito que tienen, ¿qué se espera de un poeta cuya popularidad es casi insignificante?

-¿Cuáles son los grandes poetas con los que quisiera competir?

-A estas alturas (62 años), ya no estoy para competencias, pero hubiese sido interesante haber adquirido la formación cultural e instrucción necesarias para haber dominado las tres ramas de la poesía: lírica, drama y épica. Eso me hubiese dado las herramientas esenciales para contender contra autores del calibre de Shakespeare, Byron, Shelley… Aun a sabiendas, desde el principio, cuál hubiese sido el resultado de ese combate. Ellos tenían cocientes intelectuales muy elevados; eran verdaderos genios.

– ¿Qué significa la fama para usted?

-La fama es el betún del pastel; la retroalimentación panegírica funciona solamente en los inexpertos. Un poeta serio necesita reconocimientos que lleguen de fuera, pero no de lectores que pertenezcan a su logia, sino de lectores cándidos que sin haber recibido previo lavado de cerebro digan: «No sé mucho de poesía, pero estos versos me gustan». Ese tipo de lisonjas son las que nos motivan a seguir trabajando y mejorando, debido a que esa aceptación nace del fondo del corazón y es sincera. Algunos cofrades me han confesado: «Público como el que tiene tal o cual poeta, yo no quiero». En mi caso, lo último que deseo es escribir para un selecto o reducido grupo de personas, público es público, en cuanto más… mejor.

– ¿Qué opinión le merece el mundo?

-La mejor. Esta inexplicable gama de satisfacciones, tragedias, pasiones, locuras… que a diario experimentamos es una experiencia excepcional que nunca se volverá a repetir. Debemos analizarla y disfrutarla al máximo, porque no hay un más allá. Mi percepción filosófica en esta vida es fatalista, pienso que todo sucede por una razón, aunque cualquier punto de vista puede llegar a ser sincrético y conciliarse con otro opuesto en diferente etapa de la vida. Pero ese ha sido el prevalente en mí.

– ¿Qué elementos maneja a la hora de escribir poesía?

-La poesía es una combinación infinita de elementos, aprendidos, o incluso descubiertos por nosotros mismos; uno de los más importantes es el sensorial. Si algo no impacta mi corazón ni mi intelecto, lo más probable es que no vaya a impactar a los demás. Alegorías, metáforas, rima, semirrima, metro, ritmo, y orden en las palabras hasta donde me es posible; son otros de los que empleo. Con esto del Internet uno puede experimentar diferentes sistemas y observar cuáles funcionan y cuales no.

-¿Qué consejos les daría a los jóvenes poetas?

-Estudiar exhaustivamente: gramática, métrica, manuales de estilo, tratados de Creative Writing (Escritura creativa)… Practicar incansablemente sin perseguir modas, desarrollar un estilo personal o cultivar alguno que les brinde buenos resultados sin encasillarse en él, pensar en el lector a la hora de escribir, diversificarse lo más posible para no aburrir; desoír consejos de poetastros, no escribir únicamente en verso libre, y escribir temas para: niños, jóvenes y ancianos. La poesía debe cubrir la mayor cantidad de gustos posible.

Marea

Eras un gran presente en las manos del arte,
mis voraces pupilas te veían con anhelo;
amando los contornos de tu marmórea carne
y ahogando tu recuerdo en constante desvelo.

Tu nombre aparecía en lugares previstos
mi enflaquecida voz irrumpía en tu senda;
el flujo y el reflujo eran siempre los mismos,
tirando y empujando a la inútil contienda.

Estábamos los dos en el mismo universo,
bajo la misma sombra y las mismas estrellas;
con el mismo lenguaje, dentro de un mismo cuerpo
coincidiendo en las horas formidables y bellas.

Hoy eres sólo un cauce definitivo y largo
donde ya no verdea la planta de la flor,
señoreas la noche desganada, y el canto
es una piel sin brillo en la fiesta de amor.

Dulcificado el aire buscaba tus reflejos,
innumerables voces usó para llamarte;
pero el desecho rumbo lo encaminó al desierto
y nunca más ya pudo vivir para adorarte.

Jamás adivinaste la sílaba torcida
que llegó a tus jardines, con estructura alterna,
ella ahogaba tus flores; pero como el Mesías…
propulsaba tu imagen hacia la Vida Eterna.

Nada comprendo ahora, vago por un camino,
apoyado en las reglas de antigua geometría;
llevo la indumentaria de un extraño bandido
que roba a los viajeros al crear Poesía.

Humberto Garza