Trazando un camino imaginario siguiendo huellas dejadas en forma de libros es posible llegar, por ejemplo, hasta Rebeca García Nieto, una gran aficionada a la escritura.
Además de ser colaboradora de Letras Libres y Jot Down Cultural Magazine, entre otros medios, esta mujer española doctorada en Psicología tiene experiencia como traductora y escritora.
Recientemente salió a la luz en España su adaptación de “Herman Melville. Una biografía” (obra de Elizabeth Hardwick), pero al repasar su producción quedan al descubierto muchas otras creaciones suyas que merecen ser tenidas en cuenta.
De centrar la atención en el sendero que lleva recorrido como novelista, en concreto, encontramos que Rebeca es la responsable de “Historia de una mirada”, “Eric”, “Las siete vidas del cangrejo” y “Los que callan”.
Y si investigamos con mayor profundidad el perfil de García Nieto encontramos que esta exponente del mundo de las letras explora otros géneros y modalidades que trascienden el ámbito de la ficción.
Sin dudas, Rebeca García Nieto propone con sus publicaciones una travesía literaria sorprendente y enriquecedora. Quien quiera saber más sobre esta autora o ponerse en contacto con ella tiene la posibilidad de encontrarla en redes sociales (su usuario de X es @gn_rebeca).
– Desde tu punto de vista, ¿dónde se halla, y cuál es, el mayor encanto de la literatura?
– Para mí la literatura es como un amplificador de la vida, una especie de realidad aumentada. A mí me permite vivir más a fondo, ya sea a través de la escritura o de la lectura. Podría vivir sin literatura, pero mi vida sería sin ninguna duda peor, menos vida.
– ¿Qué enseñanzas y reflexiones te ha dejado la creación de “Las siete vidas del cangrejo”?
– El proceso de creación fue complejo. Cada relato/capítulo está escrito en un estilo diferente y tuve que darle muchas vueltas hasta dar con la estructura adecuada. Al final di con el orden exacto y el libro puede leerse como una colección de relatos o como una novela coral.
– ¿Cuál es tu máximo orgullo o la satisfacción más grande que has experimentado como escritora?
– Contar con Juan Bonilla, un escritor al que admiro, como editor de dos de mis libros fue todo un lujo. Todas mis novelas han recibido reseñas positivas y con “Eric”, la segunda, llegué a colarme en la lista de diez finalistas del Herralde. En general, todas me han dado alegrías.
– ¿Qué sientes, hoy, por «Historia de una mirada»? ¿Razones?
– Si volviera a escribirla ahora, cambiaría algunas cosas. Cuidaría más las transiciones y eliminaría algunas partes por ser demasiado digresivas. Dicho esto, estoy orgullosa de haberla escrito. Yo diría que es la más personal de mis novelas, la más autobiográfica si se quiere.
– ¿A qué obstáculos o dificultades debiste hacerle frente a medida que creabas «Los que callan»? ¿De qué modo trabajaste para superarlos?
– La principal dificultad era que el protagonista, Toni, tenía una discapacidad mental severa y, por tanto, disponía de un lenguaje muy precario. Para sortearla, utilicé una doble perspectiva, mostrándolo desde dentro y desde fuera. Quería mostrarlo como una persona completa.
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