Una trayectoria muy interesante en la cual conviven tareas vinculadas a la creación literaria, la cultura y los derechos humanos convierte a Sandra Lorenzano en alguien para no perder de vista.
Se trata de una mujer nacida en Argentina y radicada desde hace mucho tiempo en territorio mexicano (nación donde se ha instruido y asumido múltiples desafíos laborales) cuya producción engloba a los géneros de la poesía, la novela y el ensayo.
Meses atrás, esta autora cobró relevancia en Poemas del Alma y muchos otros portales por haber ganado, en reconocimiento a un material titulado “Abismos, quise decir”, la edición 2023 del Premio Clemencia Isaura de Poesía.
En esta oportunidad, la invitamos a responder un cuestionario breve a fin de poder conocer cómo piensa, trabaja y enriquece su labor profesional esta talentosa escritora que en Twitter es seguida por más de 27 mil usuarios.
– Desde tu perspectiva, ¿hasta qué punto o de qué modo el ámbito literario puede influir en cuestiones como la violencia machista o la desigualdad de género? ¿Razones?
– El arte en general, y la literatura en particular sensibilizan al mostrar otras realidades, otras experiencias, otros dolores. Esa sensibilización es un primer paso para la empatía. Y la empatía, el primer paso para sentirme responsable del otro, de la otra, que no soy yo.
– ¿Qué esperas generar, qué experiencia lectora deseas ofrecer, a través de “Abismos, quise decir”?
– Me gustaría que se diera en quien se acerca al libro un sacudimiento a la vez estético y ético ante la palabra poética y ante los universos que esa palabra crea.
– ¿A qué recursos, pensamientos y objetivos te aferraste para narrar “El día que no fue”? ¿Quedaste conforme con el resultado?
– La novela fue un ejercicio de memoria que me permitió sentirme parte de una estirpe de mujeres que supieron sobrevivir a muy diversos naufragios íntimos e históricos. Fue mi homenaje a su sabiduría y amor a la vida.
– ¿Con qué escritor o escritora de otra época te hubiese gustado compartir una charla? ¿Motivos?
– A escritoras y escritores que admiro me gusta “escucharlos”, por eso vuelvo a leerlxs una y otra vez; allí lxs encuentro, es mi modo de charlar con ellxs: Virginia Woolf, Anna Ajmátova, Carmen Laforet, Manuel Puig. Dos están vivos: Erri de Luca y Theodor Kaliffatides.
– ¿Cuál ha sido la experiencia más asombrosa o atípica que te ha hecho vivir la literatura?
– Disfruto siempre charlar con lectoras y lectores. Me han regalado historias conmovedoras, como la de una jovencita que en Tijuana me pidió que firmara su ejemplar de mi libro con la pluma que había sido de su madre. Su mamá acababa de morir y mis páginas la habían acompañado.
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