12 curiosidades sobre Roald Dahl

Ayer se conmemoraban los 101 años del nacimiento de uno de los escritores ingleses más importantes de la literatura del siglo XX. Nos estamos refiriendo a Roald Dahl, creador de insignes obras que se han convertido en clásicos como sería el caso de Charlie y la fábrica de chocolate (1964), Los gremlins (1943), James y el melocotón gigante (1961) o El gran gigante bonachón (1982).

Aunque también escribió para adultos, lo cierto que sus mayores éxitos los alcanzó con novelas para un público infantil. No obstante, eso no quita para que aún existan aspectos de su vida y de su bibliografía que no todo el mundo conoce. De ahí que ahora vayamos a exponerte algunos de los más significativos:

Sentía verdadera pasión por la fotografía.
La inspiración para su emblemática novela Charlie y la fábrica de chocolate la encontró durante el tiempo que estudió siendo menor en la Repton School. Y es que a ese colegio una fábrica de chocolates enviaba numerosos productos para que los alumnos los probaran. Un hecho que hizo que Roald comenzara a soñar con crear una barrita de ese dulce tan exquisita que sorprendiera a todo el mundo.
Tenía raíces noruegas y muchos veranos los pasó en esas tierras.
No solo se dedicó a escribir sino que también trabajó para una empresa petrolífera e incluso como piloto de aviones de la RAF. Precisamente con esta última labor estuvo a punto de perder la vida cuando en una misión le dieron una indicación incorrecta y tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia que le fracturó el cráneo y le hizo estar completamente ciego durante dos meses. Afortunadamente luego se recuperó.
Su nieta, Sophie Dahl, le inspiró para darle forma a uno de los personajes de El gran gigante bonachón.
En la década de los años 60 trabajó como guionista de cine. Fruto de ese trabajo son películas tan conocidas como el musical infantil Chitty Chitty Bang Bang (1968) y 007: Solo se vive dos veces (1967). Estas son dos adaptaciones de obras de Ian Fleming.
Roald Dahl tenía una manía: siempre escribía en un sillón orejero y con una tabla de madera encima de las piernas.
Este autor poseía tres vicios confesables: el chocolate, la ginebra y los cigarrillos de la firma Cartier.
Hubo muchos rumores en torno a sus ideas políticas, pero lo único que llegó a afirmar era que se consideraba anti-israelí.
Su vida se puede decir que estuvo marcada por las enfermedades y muertes de sus seres queridos. Así, su hermana Astrid falleció de apendicitis siendo una niña y su padre murió poco después por una neumonía. Eso sin olvidar que una de sus hijas perdió la vida con siete años por una encefalitis, que su hijo Theo sufría hidrocefalia y que su esposa (la actriz Patricia Neal) se quedó sin habla y sin poder caminar tras sufrir tres infartos cerebrales.
Algunas de sus obras fueron llevadas a la gran pantalla, como sería el caso de Charlie y la fábrica de chocolate, Las brujas, Matilda o James y el melocotón gigante.
Una de sus frases más célebres fue: