Carmen Conde es una de las escritoras más sobresalientes de la Generación del 27. En su extensa bibliografía podríamos incluir numerosos títulos del género poético y teatral, y dos novelas que han alcanzado una cierta popularidad. Entre los temas reincidentes de su obra encontramos reflexiones filosóficas y un interés particular por denunciar las injusticias sexuales.
Conde falleció un día como hoy, el 8 de enero de 1996. Para recordarla he decidido escribir sobre dos poemarios que creo que nos permiten conocer los aspectos más destacados de su oficio literario: «Ansia de la gracia» y «Mujer sin Edén».
«Ansia de la gracia»
En este poemario nos encontramos con una mirada poética que se decanta por la mística. A través de los poemas que componen este libro Conde reflexiona en torno al arte en general y al trabajo poético en particular, intenta indagar sobre lo que nos hace escribir poesía y llega a deliciosas conclusiones. Nos encontramos con contundentes afirmaciones en torno a la importancia de vivir para poder escribir poesía y sobre lo poco que pueden hacer los estudios si no se tiene la chispa, el talento, la inspiración poética.
Es éste un libro que nos permite conocer el rasgo más distintivo de la poesía de Carmen Conde, que viene a ser el fuego, la necesidad de acercarse a la escritura desde el impulso vital, y el deseo de encontrar en las palabras una respuesta contundente para la experiencia de ser mujer, de ser poeta y de vivir en un mundo donde la mirada está puesta en lo superficial. Sin duda, muchos de estos poemas son absolutamente reveladores.
Cabe señalar que la poesía de Carmen Conde apuesta por elementos asibles y nada herméticos. En ella, la poesía es voz audible que se acerca a nosotros para revelarnos algo valioso, algo que se queda con nosotros para siempre.
«Mujer sin edén»
Entre los rasgos distintivos de este libro encontramos un discurso que está a medio camino entre lo simbólico y lo religioso. Una voz que quiere acercarse a una experiencia contundente de la vida pero, a la vez, que tiene miedo de los juicios sociales.
En este libro Conde deja fluir toda su rebeldía para enfrentar dos ideas que deambulan en la poesía desde el comienzo de ésta: la búsqueda de la satisfacción del deseo y la necesidad de cumplir con las normas.
Encontramos una mirada que se apoya en una sensación existencialista y que intenta poner en equilibrio los miedos y las dificultades de la vida. Esta controversial forma de encarar la poesía, y la vida, se ve reflejado en el discurso que encierran los poemas. Así, a lo largo de la lectura descubrimos poemas escritos con absoluta sensualidad y otros que parecen surgir de un empeño por cumplir con los mandatos: dejando en evidencia esa constante lucha interior entre seguir con lo pautado o reconvertir la vida en otra cosa.
Carmen Conde es una de las mujeres que supo ponerse por encima del olvido al que muchas otras de su generación fueron relegadas, y dejarnos su nombre escrito a fuego, a fuerza de poemas y obras de teatro que cambiarían nuestra forma de ver la literatura de su generación. Sin lugar a dudas es una autora que no deberíamos dejar de leer y recomendar. Así que, si aún no le has dado una oportunidad, ¿no te parece que éste es un buen momento para hacerlo?
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