2 libros de Louisa May Alcott

 
 
El 29 de noviembre de 1832 nació en Germantown, Pennsylvania, la escritora Louisa May Alcott. En este nuevo aniversario de su nacimiento vamos a recordarla recomendándote tres de sus libros.
Sin duda, Alcott es una autora que nos ha enseñado a entender la naturaleza y también a pensar en la libertad. ¿Has leído estos libros?
 
 

Quién fue Louisa May Alcott

Louisa May Alcott fue una importante escritora del abolicionismo y el sufragismo estadounidense. Nació en Pennsylvania en 1832 y falleció en Massachusetts en 1888. Pasó gran parte de su vida en Boston, donde escribió algunas de las obras más importantes de su tiempo.

Louisa May Alcott además de ser una gran escritora pasó a la historia por tener una actitud de rebeldía contra el sistema. Se abrazó a su libertad y vivió toda su vida de una forma totalmente independiente, sin depender de nada ni de nadie. Se emancipó temprano de sus padres y decidió no casarse, manteniéndose con diversos trabajos. Además con sus empleo smantenía económicamente a su familia.

Su primer libro Flower Fables vio la luz en 1854, y desde entonces Alcott no paró de escribir y publicar. Tiene más de treinta novelas publicadas. Pese a ello la mayoría de las personas la recordamos por una única y grandiosa novela, Mujercitas, que escribió en tan sólo tres meses por encargo de sus editores y se convirtió en una joya juvenil que acompañaría la educación y la vida de muchísimas niñas de todo el mundo desde entonces.

El compromiso feminista, el deseo de vivir cosas nuevas y su afán de escribirlo todo la llevaron a construir una vida libre y colorida, donde no faltó la rebeldía frente a las injusticias y su pasión por la naturaleza y la ecología. Sin duda es una autora que nadie debería desconocer. A continuación te presentamos tres obras suyas que tal vez no conocías.

Una niña anticuada

Una niña anticuada nos cuenta las peripecias que vive una niña criada en una zona rural al tener que mudarse y empezar una nueva vida en la ciudad. Los cambios de hábitos, pero también la inmensa dificultad que supone integrarse.

Polly Milton es una niña de campo que llega a la ciudad para visitar a su amiga Fanny Shaw. Enseguida notamos las grandes diferencias que hay entre ambas, y lo distinta que es la vida en la ciudad para Polly. Se queda prendada del movimiento de las calles y del gran fervor que tiene la vida de la ciudad.

Años más tarde nuestra protagonista se mudará a la ciudad para intentar independizarse y vivir una vida acorde a sus deseos. Tendrá muchas dificultades para integrarse en un mundo que la rechaza por ser una extraña, y tendrá que decidir si desea dejar atrás su esencia para conseguir la aprobación del nuevo mundo, o si en cambio tendrá que aferrarse con más intensidad a quien es y de dónde viene, sin importar lo que los demás piensen.

Es una novela bellísima en la que Alcott pinta muy bien la inmensa dificultad que atravesamos quienes decidimos o nos hemos visto obligadas a comenzar una nueva vida en un entorno totalmente distinto y hostil.

Aquellas mujercitas

Después de Mujercitas Louisa May Alcott escribió Aquellas mujercitas que es la continuación directa e inmediata de su más famosa novela. Muchas de las lectoras que la habían leído le pedían a gritos que les contara más, ¿qué fue de estas niñas? ¡Háblanos de su futuro! Y eso hizo la autora en esta secuela.

A lo largo de la lectura conocemos la realidad de las hermanas de la familia March: Jo, Meg, Beth y Amy en una etapa adulta. Los problemas son otros, como ellas también lo son. Es una novela entretenida donde Alcott nos permite entrar en las casas de estas cuatro mujeres y conocer los problemas de la vida cotidiana. Y, una vez más, aparece uno de los temas más presentes en toda la obra de Alcott: ¿es más importante ser flexible y adaptarse a las necesidades del mundo o mantenerse fiel a tu propio estilo?

Aquellas mujercitas es un precioso retrato de una época social difícil, en el que tampoco falta esa crítica al sistema tan presente en toda la obra de esta autora. Un libro que muchas hemos disfrutado en nuestra adolescencia, y cuyos ecos todavía nos acompañan.