Salvaje es una palabra que siempre me ha gustado. De niña intentaban hacerme caer el peso de ella sobre los hombros, pero a mí me gustaba. Me hacía sentir fuerte que pensaran que era agresiva, ingobernable. Me hacía sentir viva que mis hermanos varones supieran que no me andaba con chicas y que podía ponerme a su altura para luchar cuerpo a cuerpo, aunque fueran mayores. Sos una salvaje, me decía mi madre decepcionada. Y yo sentía que tocaba el cielo con las manos. No por decepcionarla, no. La culpa es algo que nos alimenta desde muy pequeñitas. No, no la decepción, sino la certeza de que estaba construyendo a golpes mi destino. Definir y resignificar la violencia es importante. Porque hay actos violentos que no tendrían que ocurrir: las violaciones, la sumisión (una violencia silenciosa que hiere más a quien la ejerce que a quien la acepta). Pero hay otros que son necesarios: la defensa de la integridad física y moral, la que se ejerce contra quienes han hecho uso primero de algunas de las otras violencias posibles.
Resignificar la violencia, lo que hay de ella en nosotros y aprender a gestionarla (en lugar de negarla como algo que no nos pertenece) me parece importante. Y en eso estoy; sumergiéndome en unas lecturas que pueden servir para reformular lo que pensamos y aceptar que estábamos equivocados. Estos dos libros creo que pueden sernos de gran ayuda en esta reconstrucción del cuerpo político.
«Los ojos vendados» de Siri Hustvedt
La clarividencia de Siri Hustvedt me fascina. Cada uno de sus libros es un mazazo rotundo a mis ideas, una revisión de cada cosa que daba por sentada. Su línea de pensamiento es crítica y nada mansa; no se aviene a discursos colectivos espontáneos sino que se nota en cada cosa que dice un largo período de reflexión, el esfuerzo de ver qué hay que los demás no ven y en lo que podría residir la grieta, el punto de partida de una nueva existencia-experiencia.
En «Los ojos vendados» encontramos una reflexión en torno a las pulsiones más intensas y los instintos naturales que a través de la cultura se van potenciando o negando. Es una mirada en torno a cómo necesitamos extrapolar el deseo para que no derive en algo dañino que acabe con nuestra integridad mental o física.
Iris Vegan es una joven que estudia Literatura en la Universidad de Columbia. A lo largo de la historia aparecen diversos personajes más o menos inquietantes con los que Iris mantiene encuentros; la mayoría de estos momentos vienen acompañados de violencia, opresión y un extraño sentimiento de culpa.
A través de un lenguaje sugestivo y de esa gran capacidad para llevarnos de la mano que tiene Siri, vamos atravesando la historia de Iris mientras nos introducimos en ese escenario, en esas contradicciones y somos capaces de tocar nuestros propios miedos, deseos, pulsiones. Sin duda es un libro que puede servirnos para pensar los matices de la violencia y devolvernos a una mirada sobre lo que realmente somos para construir desde ese punto.
«Hambre y seda» de Herta Müller
Este es para mí uno de los mejores libros de Herta. La fuerza de sus reflexiones y su valentía para poner cada cosa en su lugar me parecen como poco destacables.
En «Hambre y seda» Müller expone el proceso que tuvo lugar durante la dictadura de Ceaucescu en Rumanía. Es un texto delicado donde la crueldad es protagonista. El miedo, el hambre y la vida cotidiano en un sistema dictatorial son los elementos en torno a los cuales gira la vida, y el discurso de este libro.
Otra de las cosas en torno a las cuales reflexiona Herta es las opciones que en un contexto así tiene un artista: sumirse al régimen o ser perseguido. La censura y la imposibilidad de mantenerse a salvo de la violencia son narradas por Müller con una contundencia apabullante, y es algo que puede llevarnos a repensar la forma en la que entendemos nuestra experiencia. Ante la violencia estatal, ¿es posible-aceptable la sumisión?
Sin duda es éste un libro fascinante, para perderse, llorar y encontrarse. Repensar lo que somos para aprender hacia dónde estamos yendo y hacia dónde queremos ir. Aprender a desprendernos del mundo y la mirada de los otros para descubrir nuestra verdadera identidad. Para pensar en estas cuestiones pueden ser estos dos libros guías potentísimas. ¡No dejes de leerlos!
Comentarios1
Gracias por tus sugerencias, siempre es bueno leer a mujeres que son tan fuertes y tan minimizadas en la vida del hombre, que a veces se olvidan quienes nos trajeron a la vida.
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