2 novelas de Belén Gopegui

«Quédate este día y esta noche conmigo» y «El comité de la noche» de Belén Gopegui son dos novelas que si bien se hallan enmarcadas en un terreno que roza lo fantástico reflexionan en torno a nuestro mundo. Aquí tienes algunas buenas razones para no dejar de leerlas.

Hay en la generación del sesenta autores y autoras de referencia. Sin duda, Belén Gopegui es una de las que lidera esa lista. En su forma de mirar el mundo, de explorar las emociones humanas y de explicarnos desde la incomprensión hay no sólo sensualidad en la observación sino también rigor de oficio. Por esta razón creo que es una de las autoras imprescindibles de nuestro tiempo. Su última novela es una maravilla sobre la que en su momento no pude escribir pero que recomiendo ahora, junto con otra de sus novelas que me parecen necesarias: ambas hablan de nuestro tiempo, de la forma en la que van cambiando las relaciones y de cómo nos afecta la mirada de los otros.

«Quédate este día y esta noche conmigo»

De Belén Gopegui sales con suerte. Es decir, nadie debería querer marcharse de sus historias, de sus ambientes, del universo emocional de sus personajes. Pero es que, aún deseándolo, se vuelve una tarea difícil de llevar a cabo. Su última novela «Quédate este día y esta noche conmigo» sin duda resume esta idea, porque nos lleva de la mano a través de la montaña rusa de emociones y pensamientos de los personajes y nos suelta arriba. Se descarrilla nuestro mínimo compartimento y somos lanzados al vacío. En esa caída hay emoción, porque quizás por primera vez somos libres: un instante en el que se mezclan el vértigo y la emoción infantil de lo imposible. Pero luego viene la caída brutal. De lo que sepamos hacer en ese instante de sobriedad, cuando la gravedad tira de nosotros y nuestro cerebro parece estrellarse contra la parte frontal de nuestro cráneo con deseos de salir despedido a la estratosfera, dependerá nuestra supervivencia.

Mateo y Olga son los protagonistas de «Quédate este día y esta noche conmigo». Se cruzan en una biblioteca, de forma azarosa y ella se ofrece a ayudarlo a escribir una solicitud a Google para conseguir empleo. Un adolescente de clase media que está interesado en la inteligencia artificial, en resolver de qué materia se halla compuesta la línea que divide a los humanos de los robots, y una mujer madura que se ha retirado del mundo y que ha llegado a la conclusión de que prácticamente todos los sistemas sociales e interrelacionales son narraciones y que el concepto de libertad según cómo se mire puede ser una nueva forma de imponer barreras al deseo y a la propia experiencia. Una relación que deviene en largas conversaciones en torno a la filosofía, la literatura y la teoría matemática, donde la necesidad de creer y la certeza de que no hay en qué creer se juegan una pulseada a muerte.

Un becario que debe recoger y evaluar la solicitud y el mismísimo Google, esa entidad con nombre y sin forma, que rodea todo lo que tocamos, son los demás personajes que habitan estas páginas, con quienes el narrador establece una relación directa. Un narrador en segunda persona, de quien no llegamos a saber nada, ni edad, ni sexo, ni género: un fantasma hablándole a otro fantasma, y que constituye uno de los elementos más interesantes de la trama.

¿Qué sucede cuando una máquina toma conciencia de que es una máquina? Ese parece el punto de partida de todo el relato y, a medida que avanzamos en la lectura, esta pregunta derivará en otras más complejas y servirá de puntapié para elaborar un cuadro de inquietudes humanas que tienen mucho que ver con la sociedad y la realidad en que vivimos. La forma en la que observamos y somos mirados por el sistema capitalista, la manera en la que luchamos por vivir un poco más, las barreras que hemos plantado que delimitan la vida de la muerte, son algunas de las principales ideas que atraviesan el relato.

La sensualidad con la que Gopegui trabaja el lenguaje, la dulzura que siempre despiden sus personajes, por sórdidos que sean, y la mirada crítica que nos ofrece en cada novela, son regalos que nadie debería perderse. El gran regalo de la literatura no son las historias, son las relaciones que nos permite entablar con quienes escriben, sin que ellos lo sepan, sin que ellos existan. Algo que Google no ha podido emular, hasta ahora.

«El comité de la noche»

«El comité de la noche» era antes de leer «Quédate…» mi novela favorita de todo lo escrito por Gopegui. En ella descubrimos las vidas cruzadas de dos mujeres que, por razones diferentes, luchan contra el tráfico de sangre. Creo que esta historia es una de las que mejor refleja el panorama narrativo en el que se mueve la autora. El punto de partida tiende a ser algo irrisorio, una hendija en la que casi nadie miraría, en la que incluso habrá quien diga que no hay mucho que contar. Bien. Gopegui se detiene allí y comienza a tirar, a tramar, a construir y de pronto nos damos cuenta que estamos zambullidos de pies a cabeza en un universo increíble, a veces insoportable, pero sin duda, un espacio del que no resulta fácil salir.

Álex y Carla son las protagonistas de «El comité de la noche». Dos criaturas con vidas aparentemente opuestas, con motores de búsqueda antagónicos pero que, a la larga responden a lo mismo: al deseo de dejar una huella, de construir memoria con el cuerpo que tenemos. La forma en la que Belén reflexiona sobre los muchos aspectos de la realidad que entran en juego cuando se trata de sucios trapos en el terreno de la salud pública y los sistemas cada vez más dominados por multinacionales, me parece extraordinaria. Es, sin lugar a dudas, una de las autoras más hábiles para narrar el mundo que vivimos, y el que vamos dejando.

Esta novela se caracteriza por sostener un enigma a lo largo de casi toda la trama, que tiene que ver con la identidad de uno de los personajes, un escribiente con quien Carla mantiene una relación y que permite la construcción de un ambiente narrativo que hace posible la conjunción de muchas voces en una sola historia. Hay en esta novela acción, suspenso pero también, una vez más, una reflexión crítica sobre la realidad, sobre la usurpación de la libertad y, sobre todo, en torno a nuestra manera de pensar la vida de los otros.

«Lo real» es la tercera novela de Gopegui que nadie debería perderse. Sin duda, estas tres conforman, creo, un mapa preciso de las habilidades narrativas e intelectuales de la autora y nos permiten acercarnos a una forma a veces extraña, pero siempre necesaria, de observar el mundo.



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