2 novelas sobre el verano

En este verano raro que nos ha tocado vivir ¿por qué no proponernos la lectura de novelas que traten sobre esta estación o sobre las características de este tiempo de luz radiante? Pensando en ello van aquí dos lecturas fascinantes sobre el verano. Si bien no tratan específicamente acerca de este tiempo tienen ambas un tono y cierto color que nos hace pensar en esta época de luz que se extiende más allá de los límites acostumbrados. No dejes de leerlas.

«Verano» de J. M. Coetzee

«Verano» es la tercera entrega de una trilogía en la que J. M. Coetzee ha trabajado sobre las experiencias de la vida. Las dos primeras «Infancia» y «Juventud» nos permiten explorar las sensaciones y experiencias de estos tiempos. En la tercera parte trabaja sobre la madurez. Una de las cosas más interesantes de este trabajo es que Coetzee es el personaje principal. Pero no es una biografía al uso; sino que se muestra en forma de ficción.

El biógrafo del escritor Coetzee, ya fallecido, debe escribir un libro sobre él. Encarna entonces una investigación que consiste en viajar a los lugares donde estuvo el escritor a lo largo de su vida, entrevista a las personas que le conocieron y trata de hacerse una idea de quién fue, qué pensó y qué sintió.

Se trata entonces de una autobiografía falsa, es decir, de una novela, que tiene elementos reales y otros falsos pero que es profundamente verdadera. Es una lectura realmente recomendable no sólo por su estilo sino porque nos permite reflexionar sobre temas fundamentales de la vida como el paso del tiempo, la culpa y la pérdida. Pero sobre todo, porque intenta plantear la vida desde los otros. Cómo nos ven los otros. Quiénes somos para los otros. Una autobiografía que es en realidad el recuento de una vida desde la mirada de aquellas personas a las que el autor conoció y cambió de alguna forma.

Coetzee es un escritor magnífico que consigue conmovernos desde un lenguaje sencillo y compasivo. Y esta novela es, seguramente, una de sus grandes creaciones. Recomiendo leerla después de las dos primeras partes para poder disfrutar mejor de la historia completa. Si no te es posible, no te preocupes, porque en verdad son trabajos que aunque se hallan conectados como es evidente, tienen cierta independencia.

«Noches blancas», de Fiódor Dostoyevski

La segunda recomendación es esta novela corta de Fiódor Dostoyevski, «Noches blancas», que la recomiendo muchísimo porque verdaderamente creo que es una de las pocas novelas que merecen ser leídas hasta el hartazgo. Aunque en verdad, yo leo a Dostoyevski con esa sensación siempre. En esta ocasión, sin embargo, buscando novelas sobre verano y claridad, no pude resistirme.

En esta historia nos adentramos en esas noches eternas, iluminadas totalmente. Esa rareza rusa que tiene lugar en el solsticio de verano y que ha dado lugar a tantas historias y fábulas. Y conocemos a un joven que se tropieza de casualidad con una chica que se encuentra a punto de quitarse la vida en un puente. A través de la conversación, consigue que no lo haga. Y así comienzan a verse durante un par de noches, en los que ambos se cuentan sus vidas. La noche se abre luminosa hacia sus infancias y sus vidas de pronto ven algo de luz.

Una de las cosas más hermosas de esta novela es la ternura con la que se encuentra relatada, porque el protagonista es verdaderamente un hombre difícil de olvidar. Además, a través de una exquisita narración Dostoyevski se permite reflexionar sobre los asuntos fundamentales de la vida como el amor y el desamor, la esperanza y la desazón y sobre todo, sobre la forma en la que necesitamos ser encontrados o amados.

Sin duda, en este verano que se nos está haciendo tan largo, con tintes a esas largas noches rusas, no vendría nada mal la lectura de esta novela que apuesta por la cercanía, por la empatía y por saber ver en los demás aquello que nosotros no tenemos para conseguir tender puentes de esperanza para todos. Estoy segurísima de que estos dos libros te pueden ayudar a afrontar mejor la próxima etapa. ¡Anímate a leerlos!