A propósito de la lectura de «Primeras personas», un libro de memorias maravilloso que ha publicado Juan Cruz Ruiz en Alfaguara, y mientras preparo una entrevista que tendrá lugar en unos días, he vuelto a la obra de este escritor español. Hay mucho de infancia, de duelo y a la vez de luz en su obra; además se trata de un autor que ha sabido trabajar de forma homogénea el género periodístico con la memoria y la ficción, ofreciéndonos obras escritas con sensibilidad y contundente oficio. A continuación recomiendo tres textos de Juan Cruz que me resultan más significativos y estimulantes. ¡No dejes de leerlos!
«Crónica de la nada hecha pedazos»
Este fue el libro con el que Juan Cruz se dio a conocer. En él nos ofrece una mirada sobre la realidad y la vida donde literatura y periodismo comparten puntos de encuentro. Las emociones pujan por reescribir la Historia a través de los afectos y las experiencias transformadoras y romper con el encasillamiento del género. Es un libro peculiar publicado en tiempos difíciles, con el que de forma contundente el escritor canario anunciaba al mundo del libro que había llegado para quedarse. Creo que es una lectura idónea para conocerle, porque encontramos reflejados en ella los puntos que más le han interesado como autor a lo largo de toda su carrera: la vida, la infancia, la literatura y el mundo de los otros.
«Crónica de la nada hecha pedazos» es un libro que rompe con el modelo de escritura políticamente correcto y que busca hacer de la experimentación un camino de búsqueda novedoso. Asimismo narra ese momento en que la adolescencia se termina, cuando obtenemos la noción contundente de que las cosas se han jodido para siempre, cuando la madurez empuja a un lado el entusiasmo y quiere aparcar en nuestro ánimo la desesperanza.
En un momento crítico y lleno de incertidumbre Juan Cruz publica un libro que revisa la Historia con un marcado tinte personal; donde la autobiografía atraviesa la mirada sobre el mundo. Aquí encontramos uno de los rasgos de la literatura de Juan Cruz que me gusta especialmente. El yo se vuelve líquido, intenta abrazarse a la verdad, pero no se olvida del todo de quién es, de dónde siente, de dónde duele; esto deriva en una crónica de su tiempo, que es el nuestro, y un mapa para mantenerse siempre despierto contra la desazón.
Por todo eso creo que es una lectura que merece muchísimo la pena.
«Ojalá octubre»
Con este libro lo conocí a Juan Cruz como narrador, aunque ya le seguía como periodista desde hacía varios años. La lectura de «Ojalá octubre» me conmovió tanto que comencé a leer todo lo que encontrara de él de forma obsesiva. Aquí encontramos un repaso sobre la experiencia del oficio narrador donde memoria y técnica buscan recuperar lo más identitario de toda vida.
A simple vista puede leerse como un relato autobiográfico, sin embargo es mucho más que eso: es una construcción literaria sobre la fuerza de los recuerdos y la importancia de las relaciones en la formación de nuestra identidad. Asimismo, es un libro sobre la vida antes de la madurez; una revisión de lo que nos lleva a convertirnos en recolectores de memorias a través de la escritura.
El que recuerda saluda a quien se va. El escritor piensa en su padre y en todo lo que fue y significó para él y descubre que las cosas que recordamos, son aquellas que podrían definirnos rotundamente; como nos podría definir la época que nos gusta, el mes que más añoranza nos despierta.
«Ojalá octubre» es un libro también que permite conocer la realidad que habita lejos de las grandes ciudades y es un homenaje que el escritor ha brindado a su isla natal, donde aprendió lo más útil que sirve para la vida: el don de la curiosidad, la mirada siempre atenta, la voz en el fondo de la boca para aprender a escuchar lo que los demás tienen para decir.
Cuando años después de leer este libro viví en las Islas Canarias recordé muchas de las cosas que cuenta Juan Cruz en este libro, y me sentí zarandeada, como ocurre siempre que las verdades se abrazan a nuestro estómago. Creo que es una crónica fabulosa de la vida de las islas, del pasado y de la realidad que la distancia con la vida de las grandes ciudades continentales. Es éste un libro fabuloso que nadie debería dejar de leer.
«Toda la vida preguntando»
La curiosidad es una de las actitudes que dice Juan Cruz le acompañan desde pequeño. Su necesidad de entender el mundo le llevó a hacer preguntas y a no dar nada por sentado. Así, desde la inocencia, fue formándose el periodista que más tarde se convertiría en uno de los más destacados de su generación. Desde el silencio de la isla al ruido de la gran ciudad, pasando por los salones de las casas de numerosos escritores a quienes entrevistó a lo largo de su extensa carrera. Muchas de esas entrevistas se recogen en «Toda la vida preguntando» y nos permiten disfrutar de una recopilación exquisita de este hermoso género.
Yo no sé si existe un entrevistador en nuestra lengua del que pueda aprenderse más. No es sólo que Juan Cruz llega al encuentro absolutamente informado del entrevistado y de la realidad que le rodea, no es sólo que sus preguntas no están escritas para lucirse él sino para dejar hablar al otro (¡mucho que aprender tenemos los periodistas de esta actitud en particular!), sino que consigue concretar diálogos cercanos e indagar justo en aquello que el entrevistado está deseando esconder, pero sin violencia. Y el resultado es una charla llena de humanidad y de luz.
«Toda la vida preguntando» es una recopilación de algunas de las entrevistas emblemáticas de Juan Cruz, publicadas en El País a lo largo de varias décadas de carrera. Entre los protagonistas que circulan por estas páginas se encuentran Juan Rulfo, Zadie Smith, John Berger, Amin Maalouf y Elena Poniatowska, entre muchas otras voces ineludibles.
Creo que todo aquel que desee dedicarse al género debería conocerle y debería leer este libro. Por otro lado, pienso que la lectura de «Primeras personas» puede ser una forma fabulosa de complementar este otro libro de entrevistas. Pasando de las preguntas a las semblanzas propiamente dichas pero con el sello Juan Cruz: cercanas, intensas y escritas con verdadero oficio. Sobre este libro, sobre el oficio de tantas décadas y la pasión por la escritura conversaré en unos días con Juan Cruz. ¡Te animo a que te quedes atento para disfrutar de esta conversación!
Las fotos usadas han sido tomadas de esta maravillosa entrevista publicada en Diario de Avisos.
Comentarios1
Juan Cruz: me alegra en el alma encontrarte, después de unos 18 años de no vernos. La última vez, fue en el Cock. Hablando con mi muy amada y añorada amiga María Tarazona Esteban, Psicoanalista, inteligente investigadora en Salud Mental y todo lo que tiene que ver con la violencia de género. R.I.P. Te echaré siempre de menos, "compañera del alma, compañera". Como le cantara Miguel Hernández, a la muerte de su amigo Ramón Sijé "Con quien tanto quería...".
Guillermo González Uribe, editor, periodista, investigador: tiene mucho en común contigo. William Ospina, poeta, investigador de Historia. Preciosa su traducción - interpretación de los poemas de amor, de su tocayo, William Shakespeare. Tendré mucho gusto en leerte. Un abrazo, desde Madrid: Martha Lucía González Uribe.
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