La poesía es mi género favorito. Un mal libro de poesía puede defenderse mejor que una mala novela. Eso creo. Aunque en ninguno de los dos casos merezcan la pena. Por suerte, contamos en nuestro mundo con grandísimos poetas. Se están escribiendo en nuestro amplio mundo hispanohablante una gran cantidad de poemarios maravillosos. Y yo he tenido la suerte de que entre mis primeras lecturas de este año hayan estado tres libros que me acompañarán durante todo el año. Hoy te quiero hablar de ellos, dándote algunas buenas razones para que no te los pierdas.
Los desnudos, de Antonio Lucas (Visor)
Hay algo en la poesía de Antonio Lucas que siempre me conmueve: su capacidad para trabajar con un lenguaje cercano pero luciéndolo como si fuera de otro mundo; jugando con la plasticidad de las palabras, para ofrecernos un sentido que siempre está en otra parte.
«Los desnudos» es un libro que tiene muchos poemas brillantes. El punto de encuentro entre los poemas parece la identidad o, mejor dicho, la búsqueda de la identidad: el reconocimiento del yo a través de las personas que lo desean y lo aman. Esta forma de autorretratarse (y autorretratarnos) que ha encontrado y nos regala Lucas es maravillosa, y convierte esta lectura en un verdadero disfrute. A través de una indagación personal arriba a una certeza colectiva: lo vivido por los otros también es herencia, y hay que defenderla, como se defiende la poesía.
Para ello rinde homenajes a personas y personajes que forman parte de nuestra identidad colectiva, representantes de luchas poco visibles pero imprescindibles.
Es un libro maravilloso que nadie debería perderse, donde encontrarán unos extraordinarios versos de autoconocimiento y reconocimiento. Podría ser, por otro lado, una excelente manera de acercarse a la poética de Lucas, para descubrir su fabuloso potencial.
Principia, de Elisa Díaz Castelo (Liliputienses)
¿Dónde está el origen? ¿Cuánta verdad hay en lo que nos han contado de nosotras, de nuestra historia? A través de este poemario, Elisa Díaz Castelo emprende una búsqueda del lenguaje que es también indagación de identidad; ofreciéndonos un conjunto de poemas precisos y brillantes.
Uno de los rasgos más significativos de «Principia» es la conexión que la poeta establece entre la galaxia y el mundo de las estrellas y la tierra, usando las diferencias para preguntarse sobre el tiempo, sobre la esencia de la vida, y sobre la rotundidad con la que manejamos conceptos como pasado, presente y futuro.
Es un libro exquisito, donde exploramos el origen de las cosas, del mundo y de las palabras, y que supone una experiencia delicada y potente para nuestros sentidos.
Puerto oscuro de Mark Strand (Kriller 71)
Entre la sensibilidad y la elocuencia hay un paraíso que se llama «Puerto oscuro», una de las lecturas más fascinantes de los últimos tiempos, que quiero que todo el mundo lea y disfrute.
En este libro nos encontramos una especie de viaje al interior del corazón humano, ofrecido desde varias metáforas y alegorías, que sirven para demostrar que siempre estamos repitiéndonos, y aprendiendo de los otros. Vivimos un viaje que puede ser real, pero que es, sobre todo, fantástico, onírico, interior. Al leer estos poemas, nuestra percepción de la realidad cambia, porque hay una voz que se intercala y explica la historia.
«Puerto oscuro» ha sido traducido del inglés por Adalber Salas Hernández, quien también nos ofrece un maravilloso prólogo, a través del cual podemos adentrarnos en la lógica poética de Strand, para comprenderlo mejor.
Estos tres libros han llegado a mí para quedarse. Ya los he leído varias veces, y volveré a ellos, sin lugar a dudas. Son tres fabulosas joyas que iluminan mi tiempo y mi búsqueda, y quise recomendártelos porque, estoy segura, de que también podrán ser espacios de indagación y encuentro para ti. La poesía tiene una cualidad que la pone por encima de cualquier otro género: nos brinda la posibilidad de hallar oro en pequeños resquicios de palabra. Un buen poema puede salvarnos la vida, como pocas otras cosas pueden hacerlo. Y estos tres libros están llenos de maravillosos poemas. ¡No dejes de leerlos!
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