4 libros de Mil Madres

La editorial Mil Madres viene pisando fuerte en España. Desde su fundación hasta el momento ha ido sumando nombres potentes a su catálogo y construyendo un sello independiente con personalidad. Una de las cosas más interesantes del proyecto es que combina la escritura creativa con la publicación; los alumnos de los talleres que se destaquen cuentan con la posibilidad de ver su libro publicado en el sello. Una apuesta que estoy segura puede interesar a los lectores de Poemas del Alma. En el artículo de hoy les traemos la recomendación de cuatro de los mejores libros publicados este año.

«Todo lo que pasa cuando nada pasa», de Miguel Ybarra Otín

La vida en el centro de esta obra clasificada en la editorial como «Diario anacronológico», y que me parece una forma perfecta de definirla. Miguel Ybarra Otín se propone dibujar el camino del héroe que es el camino de cualquier simple mortal que no está dispuesto a dejar lo cotidiano en segundo plano. Rescatar lo inútil, las escenas quietas, las imágenes que se han plasmado de forma contundente en nuestra memoria pero que no remiten a momentos exultantes sino a situaciones aparentemente anodinas. El autor apela a recuperar la belleza en lo cotidiano y lo hace construyendo una especie de diario personal que, al mismo tiempo, es un diario de viajes donde el retrato de diferentes ciudades y lugares está muy bien conseguido.

En esta construcción de la memoria la literatura juega un papel principal. El narrador parte de Anaïs Nin, Jorge Luis Borges y Georges Perec hasta llegar a una escritura que combina la vitalidad de ella, el interés por los laberintos del escritor argentino y la intención lúdica del escritor francés, en un camino de escritura que va de la autobiografía a la fabulación y que supone una defensa rotunda de la memoria y de la risa.

Es una obra que desafía las convenciones narrativas tradicionales al adentrarse en los matices de la vida cotidiana, donde aparentemente no sucede nada extraordinario; desde ahí, que es también donde se dan las verdaderas transformaciones, el autor crea un retrato íntimo de personajes inmersos en la rutina y el silencio, capturando el pulso sutil de la existencia.

A través de un estilo introspectivo y detallista, Ybarra Otín explora las emociones contenidas, los pensamientos no expresados y los momentos de quietud que, en realidad, están llenos de significado. Y construye un completo relato formado de piezas (338 fragmentos), que se articulan a través de la palabra «Recuerdo», en un texto que está a mitad de camino entre la autobiografía y la fabulación y que podría leerse como una defensa de la memoria, de lo sencillo y del humor.

«Dual», de Sara Ferrer Carcavilla

Lo primero que llama la atención de esta novela de Sara Ferrer Carcavilla es su carácter visual. Desde la primera escena y no cesará durante toda la lectura la trama se va dibujando en nuestra mente con precisión. Es una novela muy gráfica, casi cinematográfica, donde encontramos una interesante reflexión entre las posibilidades del éxito y la maternidad.

Dual es una obra que explora los límites de la realidad y la percepción a través de un relato en el que la identidad y las conexiones entre los personajes se entrelazan de manera intrigante. La autora juega con la idea de los dobles, los espejos y las decisiones que llevan a los personajes a enfrentarse a versiones de sí mismos que desconocían. En el centro del relato tenemos a Norma, una joven que debe decidir entre su carrera profesional o seguir adelante con un embarazo no buscado. A través de este conflicto, la autora ofrece numerosas preguntas en torno a la discriminación sexual y a las dificultades que enfrentan las mujeres (y no así los hombres) cuando surge esta contingencia.

La autora consigue una novela inmersiva, que nos mantiene en vilo mientras nos hace ponernos en la piel de la protagonista, viviendo sus miedos y sus deseos. Y, sobre todo, trabaja con acierto las complejidades de la experiencia humana donde la ambigüedad y los deseos yuxtapuestos son materia cotidiana. Asimismo, es una novela que explora las numerosas caras de la identidad y los divergentes caminos que se abren cada vez que tomamos una decisión.

«Nos amará la noche», de José Ignacio Domingo

Nos amará la noche, de José Ignacio Domingo, es una obra que entrelaza la introspección y la exploración de los sentimientos más profundos en una narración que se adentra en la soledad, el amor y el deseo, utilizando la oscuridad de la noche como una imagen contundente para trabajar los miedos y los deseos humanos.

Una de las primeras cosas que llaman la atención es la fluctuación en la voz narradora: una segunda persona que luego irá cambiando, a una primera persona y una tercera y que nos tendrá durante toda la lectura en un estado de incertidumbre. Es este tono incierto el que nos permite clasificar esta historia en el género de suspenso, mientras viajamos al corazón de la noche a través de una historia realmente atrapante.

Es muy interesante la forma en la que José Ignacio Domingo consigue trabajar con la simbología nocturna, aquello que relacionamos o a lo que nos apela la noche, y consigue combinarla con elementos realistas y materiales. Esto le permite plantear una atmósfera que nos resulta cercana y extraña al mismo tiempo. Los personajes son seres complejos, a menudo solitarios, que buscan en la oscuridad respuestas a las preguntas que la luz del día oculta. La melancolía atraviesa todo el relato y nos invade de formas insospechadas.

Por otro lado, Domingo ofrece una reflexión profunda sobre la fragilidad y la fuerza del vínculo humano, explorando la noche como un espejo del alma, con su silencio y su misterio, y repercutir en el desarrollo de los lazos afectivos. Una novela que estoy segura interesará a muchos de los lectores de este blog.

«La mujer jardín», de Yolanda Royo Serrano

Aunque la editorial la clasifica en la propia contraportada como una novela, me parece que podría leerse como una obra inclasificable; se encuentra a medio camino entre la memoria y la ficción y, definitivamente, se presenta como un ambicioso ejercicio experimental donde hay una clara intención poética. Partiendo de una experiencia personal que remite a los primeros instantes de su vida intentando explorar la huella que dejan en nosotros esos momentos olvidados. La asfixia vivida en sus primeros momentos de vida la ha acompañado siempre y manifestándose en todas las etapas de su vida de una forma diferente; el objetivo del libro es entenderla o explicarla.

Es un libro donde lo onírico, las imágenes subjetivas, el color de las estaciones, la maternidad y el duelo ocupan un lugar preponderante, y le permiten a la autora ofrecernos un libro de tremenda sensibilidad y sumamente colorido.

La mujer jardín es una primera novela poética y profundamente simbólica, que explora las relaciones humanas, la feminidad y la conexión con la naturaleza. A través de una prosa lírica y evocadora, Royo Serrano invita al lector a sumergirse en una historia de transformación y renacimiento, donde la protagonista, como un jardín en constante evolución, se enfrenta a sus miedos, deseos y sueños.

Una de las cosas más sorprendentes de este libro es la capacidad de la autora para combinar elementos realistas y fantásticos, sin llegar a caer en el realismo mágico, pero manteniendo en equilibrio esos dos mundos. Esto le permite ayudarnos a crear un paisaje mental y emocional que se ajusta a múltiples lecturas. La metáfora del jardín, que se convierte en un reflejo del mundo interior de la protagonista, es una de las lecturas más significativas de las muchas que pueden hacerse; a medida que la mujer cuida y cultiva su jardín, también se enfrenta a los ciclos de su propia vida: el crecimiento, la floración y las inevitables estaciones de pérdida y renacimiento.

Otro aspecto que habría que señalar son las sorprendentes descripciones de la naturaleza y del entorno que nos empuja a adentrarnos en ese bello jardín mientras nos hipnotizan los colores, los aromas y las sensaciones que describe la autora. Esta contextualización le permite a la autora ofrecernos un enfoque de la feminidad como algo poderoso y en constante cambio. La protagonista no sólo es una cuidadora de su jardín, sino también una creadora de su propia vida; al final, es una obra que reflexiona sobre nuestra autonomía, la capacidad de reconstruirnos después de la tragedia y nuestras habilidades para apropiarnos de nuestro deseo.