La comunicación es uno de los pilares de nuestra vida. Ella nos permite compartir experiencias con los que nos rodean y posicionarnos frente a las cosas. La mayoría de nosotros no recuerda cuándo comenzó a comunicarse y por eso damos por sentado que siempre podremos hacerlo. Hasta que viajamos a un país extranjero en el que se habla otro idioma; entonces nos damos cuenta de que nuestras palabras carecen de valor y que no encontramos la forma de decir lo que deseamos. Sin embargo, esa sensación que por un lado puede ser desesperante, por el otro es reveladora: entender que te cuesta pedir algo tan sencillo como un vaso de agua o una dirección te hace sentirte sordomudo en un mundo de hablantes.
Dentro de los diferentes sistemas de comunicación se encuentran las lenguas de señas. A ellas les dedico el artículo de hoy.
Bases de la lengua de señas
El lenguaje de señas podría considerarse una lengua que, a diferencia de las lenguas orales y ágrafas, prescinde de los sonidos para expresarse. Es decir, se vale de símbolos gestuales y del espacio para cobrar sentido, y para su comprensión requiere de la percepción visual del receptor del mensaje.
Es importante señalar que no existe una única lengua de señas y que, como todo sistema lingüístico también éstos evolucionan con el paso del tiempo asumiendo las exigencias comunicativas de la época y el espacio.
Podemos encontrar lenguas de señas bien definidas y diferenciadas entre sí: la lengua de señas americana (ASL), la lengua de señas mexicana (LSM), la lengua de señas de Irlanda (IRSL), la lengua de señas española (LSE), la lengua de señas británica (BSL), la lengua de señas de Irlanda del Norte (NIRSL), la lengua de señas de la Suiza alemana (DSGS) y la lengua de señas israelí (ISL), entre muchas otras. Todas ellas derivadas de lenguas de señas diferentes.
Breve historia de la lengua de señas
Generalmente se vincula con la comunicación de las personas que poseen deficiencias auditivas; no obstante, su origen es muy antiguo y se encuentra presente en nuestra comunicación desde hace siglos; siendo una parte complementaria de ella. En muchas comunidades oyentes, por ejemplo, se la utiliza para enriquecer la comunicación.
En la antigüedad, la lengua de señas servía para hacerse entender con hablantes de otros idiomas y fue sumamente importante para los grandes grupos migratorios que se movieron en el mundo a lo largo de la historia. Existen además casos de comunidades enteras que utilizaban la lengua de señas para comunicarse entre sí; el caso más peculiar es el de la isla de Martha»s Vineyard donde residía un grupo amplio de personas hipoacúsicas y en el que la lengau de señas llegó a convertirse en el léxico fundamental de la comunidad.
Pero el primer escrito en el que se puso de manifiesto el lenguaje de señas data del siglo XVII: se tituló «Reducción de las letras y Arte para enseñar á hablar los Mudos» y fue escrito por Juan de Pablo Bonet. A partir de ese momento muchos lingüistas y logopedistas se interesaron por este método de comunicación que proponía una enseñanza y una integración para las personas con hipoacusia. Este libro fue fundamental para que más tarde comenzaran a fundarse las escuelas para sordos en todo el mundo, que serían un espacio ineludible de integración para ellos donde todo el aprendizaje se realizaba a través de la lengua de señas.
Falsos mitos de las lenguas de señas
A diferencia de lo que se cree, no son simplemente códigos mnemotécnicos que sirven para asignar presencia a objetos o conceptos. Poseen estructuras gramaticales bien definidas y permiten una comunicación fluida y compleja.
Algo sumamente curioso es que el aprendizaje de una lengua de signos mantiene similitudes con el de una lengua oral. Las etapas de ese aprendizaje también son similares; comenzando por el balbuceo, continuando por la etapa de la palabra, y atravesando todos los momentos del aprendizaje: la analogía morfológica, los cambios «fonológicos», etc. Esto nos lleva a afirmar con mayor convencimiento de que la lengua de señas lejos está de tratarse de un simple conjunto de símbolos, posee una estructura sólida y unas posibilidades sumamente amplias para la comunicación. Así mismo todas son diferentes, por lo que en eso también se asemejan a las lenguas orales. Del mismo modo suelen ser independientes de las lenguas orales de la región en la que se fundaron.
Antes de terminar quisiera hacer una aclaración. Habrán notado que no he hablado de lenguas de signos y siempre me he referido a señas. Esto se debe a que no son términos absolutamente sinónimos. Según lo expresó Saussure en sus escritos, toda lengua es un sistema de signos, por lo que la lengua de señas es una lengua de signos sí, pero también lo es cualquier lengua oral o incluso ágrafa. De todas formas esta rigurosidad no la encontrarán en la vida cotidiana y ni siquiera en la legislación relacionada con ella.
Si les interesa este tema, les recomiendo este artículo de Nazaret Reyes ya que aunque se refiere al concepto como lengua de signos, dice cosas interesantes.
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