Acerca de Juan José Manauta

Quienes han pasado hambre alguna vez o han visto de cerca lo difícil que puede volverse la vida para un individuo que vive con menos de lo necesario, no querrán leer este artículo.

Quienes hayan visitado casitas a la vera de caminos por los que ya nadie pasa y encontrado cuerpos sucios y desnutridos, seguramente no querrán leer poesía que cuente esas realidades.

Porque la realidad a veces puede ser más fuerte que las palabras que la expresan. Y, de ciertas realidades, muchos intentan evadirse.

El resto, puede leer a Juan José Manauta. Un poeta entrerriano que supo relatar de una forma auténtica los conflictos derivados del hambre y la pobreza.

Pequeña biografía de Juan José Manauta

Juan José Manauta nació en Gualeguay, en la provincia de Entre Ríos (Argentina) el 14 de diciembre de 1919 y falleció el pasado 24 de abril. En esa misma ciudad, muchos años más tarde, se recibió de maestro; profesión que también había cultivado su madre. Y después se mudó al conurbano bonaerense para estudiar en la Universidad Nacional de La plata.

Pero más allá de sus labores educativas su principal vocación era la escritura, y cultivó la poesía y la narrativa. Entre sus muchas obras se encuentran «Los Aventados», «Los Degolladores», «Las tierras Blancas» y «La mujer de silencio». También era un soñador y un marxista bastante combativo.

A través de sus historias desenmascaró las injusticias sociales, a las que el resto prefiere acostumbrarse en vez de contradecirlas, y nombró la miseria de forma directa y sin ningún tipo de ornamentos. Como lo hiciera Homero, puso en palabras el dolor, la tristeza y la angustia de una forma única.

Su gran obra fue la novela «Tierras blancas», en la que, confesó, estaba retratada gran parte de su infancia. Una historia escalofriante y sumamente triste, con unos fragmentos alucinantes, como el que da pie a este artículo. Y es que si vamos a nombrar la tristeza, no podemos hacerlo con desaire o desenfado, porque hay cosas que no deberían ocurrir y ocurren en este mismo momento, mientras yo escribo y ustedes leen.

Su hija, Leticia, expresó que Manauta empezó escribiendo poesía y terminó haciendo lo mismo, porque fundamentalmente amaba este género, aunque en el medio también publicó numerosos cuentos y varias novelas.

Su acercamiento a las letras

Manauta es una de las voces más importantes de la región y a lo largo de su trayectoria ha abordado diversos temas propios de Entre Ríos. Y ese fervor por la escritura se lo debió a Máximo Gorki; después de leer «La madre«, se dijo que él quería escribir como ese tipo. Ya en su vejez se preguntaba si lo había conseguido.

Y, para aquéllos que jamás se hayan acercado a esta bonita tierra, posiblemente sea un buen punto de partida para desear hacerlo, para encontrarse con el enorme bagaje cultural de este territorio. Derivado de la fusión de diversas culturas (autóctanas y emigrantes de diferentes puntos de Europa) que cuentan con un lenguaje propio inolvidable, dulce, único. Otro mundo del castellano argentino.

Él supo captar la vida rutinaria del campo entrerriano en un lenguaje naturalista y sumamente auténtico; a través del cual se puede percibir el profundo dolor que causa la marginalidad. Además planteó la extrema relación que puede existir entre pobreza y paisaje, como si a través de estas experiencias traumáticas y durísimas el ser humano pudiera reconciliarse con la tierra.

Los desprotegidos, siempre protagonistas

Muchos autores han hablado de la pobreza y el hambre. Manauta también lo hizo, relatando de forma lacerante esa situación. E incluso acercándose al conflicto desde diferentes perspectivas a lo largo de su vida.

Seguramente, lo que más sorprende al leerlo es que para él el hambre llegaba a convertirse en un estado espiritual permanente. Y lo había visto, sabía de lo que hablaba. El hambre no se terminaba con la satisfacción del estómago, porque el temor a no volver a comer es algo imborrable.

Juan José era hijo de la directora de una escuela infantil suburbana y vivía con su madre en la misma escuela. Allí acudían chicos de todas las clases y la mayoría de ellos venían de los suburbios. Todos los domingos, la casa se hallaba llena de niños que venían a pasar el día y matar el hambre a la escuela. Dice Manauta:

Vivir en contacto con la miseria impulsó a Manauta a ponerla en palabras, a manifestarse contra las injusticias y a desear construir a través de su poesía un mundo más equitativo. En una de sus novelas escribió:

A Manauta le interesaban los excluidos, porque es para ellos para los que deberíamos escribir; para los que no pueden elevar su voz o, aún haciéndolo, no serán escuchados. Una de las funciones de la literatura es poner en palabras el sufrimiento de los más débiles.

El compromiso al escribir

En una entrevista se le preguntó por qué escribía sobre su tierra si ya no vivía en ella. Dijo que sintió la necesidad de hacerlo mucho tiempo después de marcharse de Entre Ríos. El recuerdo, que no es lo mismo que la nostalgia, te obliga a escribir sobre aquello que te ha tocado vivir, es como si recién entonces lo entendieras. Porque el recuerdo, dice, valoriza la realidad más que la confrontación inmediata, más que el contacto directo. ¡No podría estar más de acuerdo!

Manauta estaba convencido de que todos los escritores están comprometidos, ya sea por acción o por omisión. Porque sin compromiso no existiría esta actividad. Escribir te exige una postura política, ideológica y moral. Escribir es estar comprometido con la realidad.

Y él no perteneció al grupo de los evasivos, no era de los omitían. Estaba comprometido con la palabra y no era cobarde. Desde joven se había dedicado a rescatar perritos y gatitos de la calle y les buscaba un hogar. También escribía sobre la miseria. Su compromiso era mantenerse activo. Ahora, continúa haciéndolo mediante sus obras.

Definitivamente, NO. Juan José no consiguió escribir como Gorki. Porque escribió como Manauta.