La literatura es un arte que nos permite viajar, vivir y ser diferentes realidades. Y en la obra de Nélida Piñon estas circunstancias se apoderan de todos nuestros sentidos. Su arte se encuentra impregnado de referencias nacionales, que podrían ser de cualquier país, y de símbolos míticos que sí o sí nos tocan.
La memoria es una de las herramientas más maravillosas que nos ha entregado la vida: la única que puede salvarnos; pero también la más peligrosa: es la única que tiene la capacidad de estrellarnos, de hundirnos.
Al leer a Nélida nos encontramos conque la memoria es uno de los elementos fundamentales de sus historias: la que enhebra los sucesos, los pensamientos y la que permite que la obra se vaya abriendo paso a lo largo de las páginas.
Piñón es una autora sumamente premiada. Entre sus galardones más importantes se encuentran el Juan Rulfo y el Príncipe de Asturias. Las mejores voces de la literatura han tenido palabras agradables para con ella. El propio Carlos Fuentes dijo:
La compasión del artista
Para escribir hace falta ir hasta el corazón del mundo y volver, y ser capaz de empatizar con el héroe y el villano. Porque es fundamental entender las razones de cada uno para ser como es; y conocer a fondo las historias que se esconden detrás de las características que definen a un individuo.
En la persona y la escritora que es Nélida Piñón se nota una gran preocupación por los detalles que conforman la existencia de cada personaje y, a lo largo de sus obras, podemos encontrarnos con una cualidad que, posiblemente, sea necesaria en cualquier arte pero sobre todo en la escritura, la compasión. El ser capaces de pensar tanto en el ser más desahuciado, triste y miserable como en el que hace todo para que lo odiemos es uno de los verdaderos dotes que no pueden faltar en un escritor. Aprender a solidarizarnos con la realidad de cada uno y entender las circunstancias que lo llevaron a cada uno a convertirse en lo que es puede ser fundamental para causar algo en el lector: es la única forma de crear personajes humanos, realistas y, sobre todo, creíbles.
A Nélida no le gusta escribir. No, ella está apasionada y es escritora a tiempo completo. Lo suyo es mucho más que un gusto, es una forma de vida y eso puede notarse apenas comienzas cualquiera de sus historias porque se encuentran dotadas de pasión. Y, fundamentalmente, se nota un arduo trabajo de fondo, lo cual siempre se agradece.
Piñón no solo es miembro de la Academia Brasileña de las Letras, sino que fue la primera mujer que presidió esta institución, en sus cien años de historia. Pese a este paso, la propia Nélida expresa que la mujer es discriminada en todos los rincones de la tierra, que solo en ciertos países es posible prosperar, y siempre bajo ciertos acuerdos y contando con una serie de características. Y asegura que la pobreza sigue siendo mayoritaria en mujeres, lo que podría explicar con claridad que se ha avanzado muy poco en este aspecto. Contra todas esas injusticias escribe, porque alguien tiene que ponerle fin a esta barbarie.
La música y la necesidad de perfeccionarse cada día
En una entrevista que leí, Nélida contaba que al principio le resultaba imprescindible tener un escenario que la estimulara para escribir, pero que con el tiempo la propia escritura la atrapó. Ahora escribe en hoteles, en aviones, en baños… Es capaz de montar su escritorio de superviviente en cualquier lugar, a modo de trinchera con la vida, quizás de resistencia.
Además, la música ocupa un lugar fundamental y la inspira profundamente. Ni cigarros ni alcohol, tampoco café, solo música. Porque la música, además de ser la que calma a las fieras, es el único arte que te penetra y que puede sacar lo mejor de ti, en cualquier circunstancia. La música puede ayudar a aflorar esa palabra que se resiste a ser expresada y consigue invadir el espacio y hacerlo propio.
Piñón no hace uso de la palabra como si de un sable ideológico se tratara. No obstante utiliza su pluma para plasmar realidades que de otro modo quedarían en el anonimato. Sin quererlo es una mujer de letras que se presenta férrea ante las injusticias y que hace de la literatura una herramienta inestimable para plasmar realidades dramáticas y que necesitan atención, la de los más desfavorecidos.
Se considera a sí misma como una mujer a la que no le gusta distraer la conciencia, que está constantemente constatando y rectificando sus pasos y que aspira a perfeccionarse a cada instante. Dice que lo único que desea al sentarse a escribir es dejar constancia de los diversos matices que conllevan los enredos humanos.
Nélida escribe con mucha pasión pero a la vez su escritura se encuentra muy pulida; esto la vuelve sin dudas una autora imprescindible y altamente recomendable.
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